Podcast “La filosofía no sirve para nada”
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Es verano y no nos apetece pensar mucho así que este episodio es una charla sobre algunas películas que nos gustan. Y sí, acabamos filosofando sobre ellas.
“La filosofía no sirve para nada” es un podcast sin pretensiones en el que reflexionaremos sobre el presente.
Participan: Juan Antonio Torrero @jatorrero, Juan Carlos Barajas @SociologiaDiver, Sergio Muñoz @smunozroncero, Joaquín Herrero @joakinen
Fecha | 4 de agosto de 2022 |
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Participan | Juan Antonio Torrero @jatorrero Sergio Muñoz @smunozroncero Juan Carlos Barajas @SociologiaDiver Joaquín Herrero @joakinen |
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Sintonía | Mass Invasion, Dilo, álbum Robots (2004) |
Fotos | Un rollo, Andrés Moreno, Flickr |
Intro | Conversación con Alexa |
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La música hecha por Wendy Carlos, artista transgénero pionera en la música electrónica. Wikipedia: “fue una de las primeras intérpretes famosas de música electrónica que usaron sintetizadores consiguiendo popularizar el género hacia una audiencia más amplia y heterogénea. Considerada una artista innovadora entre sus obras más célebres figuran Switched-On Bach (1968), galardonado con tres Premios Grammy en el que reinterpretaba electrónicamente composiciones de Johann Sebastian Bach, o las bandas sonoras para las películas The Clockwork Orange (1971) y The Shining (1980), dirigidas por Stanley Kubrick, y Tron (1982) dirigida por Steven Lisberger.”
La música de Tron Legacy fue hecha por el duo francés Daft Punk.
En Tron el mundo de los videojuegos está íntimamente unido al de la realidad virtual y el metaverso.
Hay que aclarar conceptos: ¿un “metaverso” es un silo o el conjunto de silos? Si el metaverso es el total, ¿cómo se llama cada parte?. Quiero recordaros que en Tron Legacy cuando llega el hijo de Flynn al mundo creado por su padre lo primero que conoce de ese mundo es la calle. Una calle muy poco apetecible en un mundo gobernado por “los malos”. Y la escena final de Tron Legacy es un paseo en moto a cielo abierto (la calle en versión ideal)
Public Goods https://plato.stanford.edu/entries/public-goods/
“Los bienes públicos son de interés filosófico porque su provisión es, en diversos grados, esencial para el buen funcionamiento de la sociedad —económica, política y culturalmente— y debido a su estrecha conexión con los problemas relacionados con la regulación de las externalidades y el problema del oportunista. Sin infraestructura y su protección no se pueden intercambiar bienes, no se pueden emitir votos y sería más difícil disfrutar de los frutos de la producción cultural. Existe un acuerdo generalizado entre los filósofos políticos de que se requiere cierto nivel de educación para que la democracia sea efectiva. Debido a su conexión con las externalidades y el problema del oportunista, la provisión de bienes públicos plantea profundos problemas económicos y éticos.”
“Los bienes públicos son de interés filosófico porque su provisión es, en diversos grados, esencial para el buen funcionamiento de la sociedad —económica, política y culturalmente— y debido a su estrecha conexión con los problemas relacionados con la regulación de las externalidades y el problema del oportunista. Sin infraestructura y su protección no se pueden intercambiar bienes, no se pueden emitir votos y sería más difícil disfrutar de los frutos de la producción cultural. Existe un acuerdo generalizado entre los filósofos políticos de que se requiere cierto nivel de educación para que la democracia sea efectiva. Debido a su conexión con las externalidades y el problema del oportunista, la provisión de bienes públicos plantea profundos problemas económicos y éticos.”.
No trata la calle en sí pero el concepto es el mismo: los espacios exteriores a los negocios y que permiten salir de uno y entrar en otro
Yo hago mucha compra en el barrio y el paseo en la calle entrando y saliendo de tiendas es un placer enorme (sobre todo para los que siempre hemos vivido en barrios). En la calle hay ocio, venta informal, corrillos de gente, … en el metaverso no hay diferencia entre “exterior” e “interior”. La máscarilla es, por ejemplo, un elemento que ha tenido un uso diferente en un lugar y en otro. Un exterior no tiene las mismas reglas que un interior.
Modelo “centro comercial” para el metaverso versus “modelo barrio” de un metaverso con una calle “libre”
Buena ocasión para repasar las “tribus urbanas” en la grecia clásica: los cínicos, por ejemplo
Sergio aplicaba a esto el concepto de “medio homogéneo” de Gyorgy Lukacs.: “el medio homogéneo aparece, por de pronto, como un estrechamiento de la apercepción del mundo, como la reducción de sus elementos, de sus formas de objetividad y conexión a lo perceptible y ello no sólo por lo que hace al qué de lo recibido y representado sino también en lo que se refiere al cómo de las formas de manifestación” (capítulo 10 del libro II de la Estética de Lukacs). También veía aplicables las heterotopías de Foucault.
Todo esto lo tocaremos en un episodio próximo sobre FUTURISMO SOCIAL.
Algoritmos, ética y privacidad: En Tron se antropomorfiza la rivalidad entre los algoritmos “de toda la vida” (representados por CLU) que tienen un “ataque de celos” cuando aparecen los algoritmos isomórficos (los ISOs). CLU ve que esos algoritmos son una imperfección pero la película muestra que serían el futuro de la computación: algoritmos que se programan a si mismos sin intervención de un programador (un “usuario”, como lo llaman en la película).
Ahora podría hablarse de un enfrentamiento entre los algoritmos tradicionales y las redes neuronales y hay también una cierta rivalidad entre ellos. O también se puede dar esa rivalidad entre algoritmos de computación normal y los algoritmos de computación cuántica. Creo que ese debate se escenifica muy bien en la película.
Los ISOs en Tron Legacy son algoritmos genéticos. Y los extermina (la gran purga) CLU, que cree más en algoritmos planificados.
Hay un paper muy interesante de Nardine Osman, Artificial Intelligence Research Institute (IIIA), Spanish National Research Council (CSIC), sobre la aplicación de algoritmos evolutivos en redes sociales que que presentó en el ECSI (European Conference on Social Intelligence) de 2014. El paper es este.
“Resumen. La autoorganización y la autoevolución son evidentes en la física, la química, la biología y las sociedades humanas. A pesar de la literatura existente sobre el tema, creemos que la autoorganización y la autoevolución aún faltan en las herramientas de TI (ya sea en línea o fuera de línea) que estamos construyendo y utilizando. En la última década, las interacciones humanas se han movido cada vez más hacia las redes sociales. El tiempo que pasamos interactuando con otros en comunidades y redes virtuales es tremendo. Sin embargo, las herramientas que respaldan esas interacciones siguen siendo rígidas. Este documento de posición argumenta la necesidad de comunidades habilitadas para software que evolucionan por sí mismas y propone una hoja de ruta para lograr esta autoevolución requerida. La propuesta se basa en la construcción de comunidades basadas en normas, donde las interacciones comunitarias están reguladas por normas y los miembros de la comunidad son libres de discutir y modificar las normas de su comunidad. La evolución de las comunidades se dicta entonces por la evolución de sus normas.”
Que abre una cuestión importante: ¿cómo va a transformar el mundo la incorporación al “mundo real” de los ISOs, los algoritmos que superan la capacidad humana (representados por Quorra)?
Eso abre la puerta a Tron 3
Las interpretaciones de la mecánica cuántica: determinismo vs. multiples universos
Las posibilidades que se abren con la computación cuántica basada en qubits
¿Es “vivir” la vida en una simulación? ¿Se puede simular la consciencia?
Conexión de Discovery con TOS, The Original Series, que sucede 8 años más tarde: https://www.denofgeek.com/tv/star-trek-discovery-season-2-episode-13-easter-eggs-references/
EL personaje Paul Stamets está basado en el micólogo del mismo nombre que ha descubierto la red miceliar en el suelo terrestre por el que se transportan nutrientes entre árboles y plantas. Para Stamets “el micelio, la red miceliar, es la Internet del planeta Tierra” (ver charla TED). La hipótesis de ficción de Star Trek Discovery es que esa red miceliar se extiende por todo el universo y serviría como medio de transporte. Parece que el micólogo Paul Stamets también considera que en el nivel de los micelios la física y la biología se podrían considerar lo mismo.
Charla TED de Paul Stamets: https://www.ted.com/talks/paul_stamets_6_ways_mushrooms_can_save_the_world#t-134660
El motor de esporas es una invención ficticia basada en las investigaciones de Stamets sobre la red miceliar: https://memory-alpha.fandom.com/wiki/Spore_drive
El Paul Stamets del universo espejo abusa de la red miceliar para usarla como fuente de energía y está a punto de producir una catástrofe “ecológica” en el universo. ¿Una crítica a los problemas de abuso medioambiental?
Un personaje creado específicamente para Tig Notaro, conocida humorista que se ha hecho famosa por la forma en la que usa el humor para hacer frente a grandes tragedias personales.
Notaro es mejor conocida como una comediante de stand-up cuyos riffs sobre su batalla contra el cáncer y la cultura pop eventualmente llevaron a la serie de Amazon aclamada por la crítica “One Mississippi”, que se emitió durante dos temporadas antes de su desafortunada cancelación. Su trabajo discreto pero crudo y honesto en “One Mississippi” no fue uno que obviamente podría conducir a una aparición en la edición más reciente del ícono de la ciencia ficción, pero resultó que tenía una relación de décadas con el showrunner de “Discovery”. Alex Kurtzman, quien creó el personaje de Jett específicamente para ella. “Él conoce mi voz muy bien”, dijo Notaro a IndieWire en 2018. “Mi personaje, te lo digo, la escritura que se hizo para mi personaje es simplemente espectacular”.
Lo que es fascinante es que, si bien el trabajo de Notaro en “Discovery” puede parecer algo poco convencional, en realidad invoca a uno de los grandes personajes clásicos de “Star Trek”: el Dr. Leonard McCoy, interpretado primero por DeForest Kelley y luego emulado por Karl Urban. Si bien Jett Reno es oficialmente ingeniera, utiliza su experiencia técnica para mantener con vida a sus compañeros de tripulación abandonados después del accidente de su barco original, el Hiawatha. Más importante aún, aporta esa misma energía irreverente, esa negativa a negar los hechos básicos, que hizo que McCoy fuera tan icónico en la serie original. Si bien el lenguaje es un poco más moderno para la época, no es difícil imaginar a Kelley gruñendo “muévete” mientras se encuentra en medio de una situación de alto riesgo.
Pero al mismo tiempo, Notaro ha aportado su propia energía discreta única a la intensidad a menudo de alto riesgo de “Discovery”, negándose tranquilamente a eludir las leyes del tiempo y el espacio a pesar de las demandas de sus oficiales superiores. En una serie que en gran medida carece de ligereza, ha demostrado ser una fuente confiable de apartes humorísticos incluso en las circunstancias más caóticas: algo especial para atesorar, especialmente cuando el programa se lanza hacia un futuro muy incierto (literalmente, gracias a los eventos de el final de la temporada 2). Todavía tiene que encontrar su propia versión de la broma corriente de McCoy (“él es un médico, no un [LLENAR EL ESPACIO EN BLANCO]”), pero honestamente no necesita una.
También es importante tener en cuenta que después de décadas de “Star Trek” solo encontrando formas superficiales de reconocer a su base de fans LGBTQ, el personaje de Notaro se estableció como una viuda cuya esposa había sido asesinada durante la guerra Klingon, una relación aceptada, al igual que el vínculo entre la tripulación. miembros Stamets (Anthony Rapp) y Culber (Wilson Cruz), como algo natural en el siglo XXIII. (Como debería ser). El progreso para representar las relaciones entre personas del mismo sexo en el futuro de la Federación ha sido lento, pero Jett se destaca como el primer personaje abiertamente lesbiano en una serie de “Trek”.
A la larga, la promesa de “Discovery” desde el principio siempre ha sido la oportunidad de presentar personajes como estos, personas que encajan un poco fuera del molde, pero que aún representan el mensaje de “Star Trek”. Debido a las decisiones que se tomaron al final de la temporada 2, Notaro está lista para continuar su viaje con “Discovery” hacia la temporada 3, y esas son noticias emocionantes.
— Fuente: https://www.indiewire.com/2019/04/star-trek-discovery-tig-notaro-rules-season-2-1202060771/
Esta batalla plantea el dilema de qué es más varioso moralmente, si mantener los principios o saltárselos para (probablemente) salvar vidas. Había precedentes vulcanianos de que los Klingon se “acobardan” cuando el otro dispara primero pero la Federación nunca dispara primero. Burnham cree que esta es una situación excepcional y los principios generales no aplican. Están tratando con la maldad personificada, los Klingon. ¿Cómo tratar con un “malo”? Táctica de Burnham es la de Maquiavelo, usar contra alguien las armas que él entiende en vez de sostener los principios por dar una lección de ejemplaridad al enemigo que este no entiende.
Desunión de las 24 casas de los Klingon se “soluciona” peleando contra un enemigo común
24:00 Ejemplo de razonamiento contrafactico de Michael Burnham con la Inteligencia Artificial de la nave para hacer una excepción en el “protocolo ético”
Sobre la grandeza de aquel que sabe ver cuándo hacer una excepción a la norma basándose en la situación particular a la que se enfrenta, el contexto: “La ley universal es para los lacayos. El contexto es para los Reyes”. ¿Sería compatible de la frase de Ortega y Gaseet sobre la imposibilidad de abstraerse del contexto que uno vive?: “yo soy yo y mi circunstancia”? ¿Qué sentido tendría si no la forma de argumentar basada en contrafácticos si no es para saber cuándo saltarse una norma?
Listen patiently.
We, who are the Last Men, earnestly desire to communicate with you.
I am speaking to you now
from a period about two thousand million terrestrial years in your future.
Astronomers have made a startling discovery,
which assigns a speedy end to humankind.
We can help you -
and we need your help.
When your writers romance about the future,
they imagine a progress toward some kind of utopia
where beings like themselves live in unmitigated bliss.
No such paradise existed
through the eons that lie between your age and mine.
Instead, we have watched huge fluctuations of joy and woe,
the results of changes not only in humanity's environment,
but also in its fluid nature.
Human existence has been less like a mountain torrent
than a great sluggish river, seldom broken by rapids.
Ages of dormancy, often of stagnation,
filled with monotonous problems and toils of countless almost identical lives,
were punctuated by rare bursts.
Existence has always been precarious.
At any stage of its career, humanity might have been exterminated
by some slight alteration to its chemical environment,
by a more than usually malignant microbe,
by a radical change of climate,
by the manifold effects of its own folly,
or by some celestial event.
And so it was that humanity detected a volume of non-luminous gas.
Calculation showed that this object and the sun
were approaching one another at a tangent and would collide.
As a result of this, the sun would flare up and expand prodigiously.
Life would be quite impossible on any of the planets
save, perhaps, Neptune.
Some of our predecessors,
realizing that they themselves could never live on the inhospitably remote planet,
advocated an orgiastic celebration of pleasure until the end.
But at length, our earlier species excelled itself
in an almost unanimous resolve to devote its remaining centuries
to the production of a new human species into a new world.
Ten more species succeeded one another on the plains of Neptune.
We, the 18th, are the Last Men.
If you could enter this world of the Last Men,
you would find some things familiar
and much that would seem strangely distorted and perverse.
You would encounter creatures recognizably human,
yet in your view grotesque.
Some of these fantastic beings you would find covered with fur or mole velvet,
revealing the underlying muscles.
Others display brown, yellow, or ruddy skin,
and yet others a translucent ash-green.
You might call us faun-like, ape-like,
bear-like, or even elephantine.
Yet some characteristics are common to all of us.
The upward-looking astronomical eye on the crown of the skull would shock you.
This organ, when fully extended about a handbreadth from its bony case,
reveals the heavens in as much detail as your astronomical telescopes.
Scattered about the green plains of our colonized planet,
you would notice many buildings.
These buildings would seem like geometrical mountains to you.
In many cases, the whole fabric is translucent or transparent.
So that at night, with internal illumination, it appears as an edifice of light.
Springing from a base twenty or more miles across,
the star-seeking towers attain a height where even the atmosphere is breached.
Some of them are almost as old as our species.
Some are not yet completed.
Every successive culture has expressed itself
in one or more of these supreme monuments.
In their summits work the hosts of our astronomers:
the essential eyes through which our community peers across the boundless ocean of space.
Each of us goes there, at one time or another.
Together, we perform the symbolic acts
which replaced the debased rites of your religions long ago.
Our children are very different beings from the First Human children.
Their number in our world is small in relation to our immense population.
Yet, seeing that every one of us is potentially immortal,
you may wonder how we permit ourselves to have any children at all.
Our policy is to produce new individuals of a higher order than ourselves.
As a result, we need a continuous supply of children.
The fetus is carried for twenty years.
Infancy lasts for about a century
when the foundations of body and mind are slowly laid.
When our children attain physical adolescence, nearly a thousand years after birth,
they leave the safe paths of childhood to spend another thousand years
in one of the polar continents known as the Land of the Young.
There, our young people live the half-primitive, half-sophisticated life
that suits their nature.
They love
and hate.
We live through all the mistakes of thought and action
that humankind has ever made.
And, at last, we emerge ready for a world of maturity.
The designers of our species set out to produce a new order of mentality
in a system of distinct brains held in telepathic unity.
The immense difference between ourselves and all other human species
lies in the group-mind.
When these individuals join in simultaneous mental unity,
the entire past of the species appears as a personal memory.
They are able to enter into past minds.
Away from those contented to remain on the planet's surface are the navigators
who embody humanity's proud mastery of interstellar space.
The navigators mentally form a unique class among us
because they spend so much of their time
in the empty regions beyond the range of telepathic communication.
They are a hardy, simple, and modest folk.
Recently, an exploration ship returned from a voyage into the outer tracts through space.
Half the crew had died.
The survivors were emaciated
and mentally unbalanced.
Throughout the voyage, an unexpected alteration
taking place in a neighboring star was observed.
It began to change from white to violet and increase in brightness.
When the ship returned, the crew flung open the ports
and staggered blubbering into the arms of the crowd.
These poor human wrecks have shown a phobia of the stars
and of all that is not human.
They dare not go out at night.
They cannot find companionship.
They cling piteously to the sweets of individual life,
a mere defense against reality.
Listen patiently.
The navigators have made a startling discovery.
It is something unprecedented:
a normal star suffering from a fantastic acceleration of its vital process.
We hoped that our sun might prove too distant to be seriously influenced,
but this hope had to be abandoned.
Within thirty thousand years,
life will be impossible anywhere within a vast radius of the sun -
so vast a radius
that it is quite impossible to propel our planet away fast enough to escape.
The discovery of this doom kindled in us unfamiliar emotions.
Outwardly, everyone behaved with perfect serenity,
but inwardly, every mind was in turmoil
as we faced the sudden destruction of our world.
There was nothing left for us to do
but to crowd as much as possible into our remaining life
and meet our end in the noblest manner.
And there again came upon us
the rare experience of a unified mind among the species.
For a whole year, every individual entered a trance
in which we resolved many ancient mysteries.
And in consequence of this,
we found ourselves faced with two tasks that had not yet been contemplated.
First, we have set about the forlorn task
of disseminating the seeds of a new humanity among the stars.
We have devised minute electromagnetic wave-systems
individually capable of sailing forward toward the most promising regions of the galaxy.
These units are so cunningly interrelated that they combine to form spores of life.
We shall project these particles in immense quantities.
But the chance that any of them will survive to find a suitable environment is small.
It is clear to us that the work will not be completed
until the disintegration of our community has begun.
The second task that occupies us relates to the past.
We need your help.
We have long been able to enter and participate in the experiences of past minds
as passive spectators.
But recently, we have discovered the power of influencing the past.
This may seem to be an impossibility. A past event is what it is.
But, in certain cases, some feature of a past event
may depend on an event in the far future.
In certain rare cases,
mental events far separated in time determine one another directly.
The past can help us learn once again
that supreme achievement of the human spirit:
the loyalty to the forces of life embattled against death.
But what is it that we seek to contribute to the past?
We want to help the past make the best of itself.
We seek to direct the attention of past individuals to truths,
which would otherwise be overlooked.
Those of us who still care for the life of the mind
are tempted to regret that humankind did not choose decent suicide
before the degeneration began.
But this could not be.
The mission we undertook had to be completed.
This is the last office of humanity.
I am speaking to you now
from a period about two thousand million terrestrial years in your future.
It has become very difficult to reach you,
and still more difficult to speak to you.
Some centuries have now passed
since the sun began to show the first symptoms of disintegration:
namely a slight change of color toward the blue,
followed by a definite increase of brightness and heat.
The deluge of solar radiation has had a disastrous effect on the human organism.
We are the wreckage of our former selves.
The normal power of telepathic communication is now so unreliable
that we have been compelled to fall back upon the archaic practice of vocal symbolism.
Away from the sun's destructive heat,
we are forcing our planet outward from its old orbit in an ever-widening spiral.
But we have not been able to prevent the climate from becoming more and more deadly,
even at the poles where we have migrated.
The intervening regions have all been deserted.
Evaporation of the oceans has thrown the whole atmosphere into tumult.
Now and again, we meet together, the few that prevail,
to hearten ourselves with one another's presence.
We can only sit in silence,
groping for consolation and for strength.
Sometimes, the spoken word flickers between us,
shedding a brief light but little warmth.
But listen patiently.
This is not our last word.
We, the Last Men, still have something in us left from the time that is past.
The stars have their beginnings and their ends.
For a few moments, somewhere in between,
a few, very few, may support thought.
The universal End comes in due course.
After the End, events unknowable will continue
in a time much longer than that which will have passed since the Beginning.
The whole duration of humanity, its evolution and many successive species,
is but a flash in the lifetime of the cosmos.
Looking at the heavens and at the violet splendor that seeks to destroy us,
we are filled with awe and pity:
awe for the inconceivable potential of this bright host
and pity for its self-thwarting effort to supplant the universal spirit.
We find ourselves filled, in spite of everything,
with a triumphant love of our fate.
Great are the stars,
and humankind is of no account to them.
But humankind is a fair spirit,
whom a star conceived
and a star kills.