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cts:tecnosociedad:sociedad_de_la_informacion_y_del_conocimiento

Sociedad de la información, sociedad del conocimiento y sociedad red

1. Sociedad de la información

Manuel Castells denomina informacionalismo a la característica de las sociedades avanzadas actuales de usar la información y el conocimiento como fuente de poder y bienestar. Es un fenómeno nuevo el que la sociedad esté construida alrededor de dispositivos electrónicos capaces de procesar información. Este paradigma constituye la base material sobre la que se están construyendo las sociedades en el siglo XXI.

Mokyr, Joel. 1990. The Lever of Riches: Technological Creativity and Economic Progress. New York: Oxford university press, Inc.

El paradigma anterior al informacionalismo fue el industrialismo, que ha ido perdiendo protagonismo a lo largo del último cuarto del siglo XX.

El industrialismo se asocia con la Revolución Industrial, y es un paradigma que se caracteriza por la organización sistémica de la tecnología cuyo objetivo es aumentar la capacidad de producir energía lo más independientemente posible del medio ambiente natural, por medios creados por el hombre. En contraste, el informacionalismo trata de aumentar la capacidad humana de procesar información y de comunicarse. Debido a que la comunicación de información es una de las dimensiones fundamentales de la naturaleza humana, un cambio revolucionario en las condiciones materiales de dicha comunicación tiene efecto en la entera actividad humana.

Según Castells hay tres características de las tecnologías que están en el corazón del paradigma informacionalista:

  • las TIC han demostrado una capacidad extraordinaria de auto generar su capacidad expansiva, haciendo previsible que cualquier límite actual de la tecnología sea superado, con lo que emergerán nuevos escenarios imposibles de prever salvo en la ciencia ficción
  • las tecnologías digitales se caracterizan por su habilidad para recombinar información sobre la base de comunicación recurrente. Tal como el hipertexto hace con la WWW, los contenidos digitales pueden remezclarse de formas innovadoras para producir información diferente.
  • la flexibilidad de las TIC permite que sean usadas en medios tan distintos como el mundo comercial, el militar, los servicios públicos, el periodismo o la comunicación interpersonal

En esta conferencia Manuel Castells desarrolla su idea de “sociedad informacional”

https://www.youtube.com/watch?v=fAsGEz2Jl9g

2. Sociedad del conocimiento

Ulrich Beck: “el cálculo de probabilidades nunca puede descartar un suceso dado. Es así como una sociedad basada en el conocimiento, la información y el riesgo se abre a una amenazante esfera de posibilidades” (incertidumbres_fabricadas)

(La construcción colectiva del conocimiento)

El fenómeno Big Data y la construcción de conocimiento a partir de datos

Ejemplo: wise.io (machine intelligence as a service)

wise.io: “Our intuitive, easy-to-use platform for machine learning enables anyone to build and deploy models with a few simple clicks. Data scientists are a scarce resource. With the feature marketplace, we provide companies access to an expansive knowledge base. You no longer need to hire a data scientist to get valuable insights into your data.

http://about.wise.io/use-cases/Use cases

  • fraud detection
  • genomics
  • healthcare
  • intelligent sensors
  • business analytics
  • sentiment analysis
  • ad targeting and personalization
  • finance

3. Sociedad red

Históricamente han sido siempre superiores las formas de organización social jerárquicas sobre las organizaciones en red. La ausencia de tecnología hacía imposible para los modos de organización social en red superar las limitaciones materiales (distancia, desplazamiento) y ontener la inmediatez necesaria para que la red funcione.

Sin embargo, si se dan las condiciones tecnológicas necesarias, la organización social en red es mucho más eficiente por tres razones:

  • Flexibilidad: es capaz de reconfigurarse ante cambios en su entorno sin cambiar sus objetivos o sus componentes
  • Escalabilidad: puede expandirse o contraerse sin alterar su funcionamiento
  • Supervivencia: al no tener centro puede operar en múltiples configuraciones y puede resistir ataques al carecer de centro neuralgico que destruir.

Emergencia de la sociedad-red

Para Castells tres son los factores que han permitido la emergencia de la sociedad-red:

  • el hecho de que el modelo de desarrollo industrial haya alcanzado algunos de sus límites al ser incapaz de usar las nuevas tecnologías TIC para satisfacer las demandascrecientes de información
  • los valores culturales emergentes y proyectos alternativos que han sido el resultado de los movimientos sociales de las décadas de los 60 y los 70, tales como la autonomía individual, la diversidad cultural, la afirmación del derecho de las minorías y la ecología solidaria
  • la revolución en las tecnologías de la información y la comunicación, la misma que ha hecho emerger el nuevo paradigma del informacionalismo, está también en las causas de la emergencia de la sociedad-red

Estructura y dinámica de la sociedad-red

Las redes digitales son globales, por tanto una estructura social cuya base sean las redes digitales tiene que ser también global por definición. Esto no significa que sea homogenea sino que, al superponerse a sociedades pre-existentes, permite una experiencia humana local a pesar de su alcance global.

Por tanto son varios los enfoques sobre los que la sociedad red debe ser analizada:

  • como red global que se autoconfigura y reprograma constantemente
  • a partir de las interacciones entre distintas partes de la red que configuran la actividad social dentro de ella
  • desde el punto de vista de las formas de vida social desconectadas de la lógica de una red global

y estos análisis deben de tener en cuenta que

  • las estructuras sociales suelen expresar de forma colnflictiva y contradictoria los intereses y valores de los individuos que producen dicha estructura. La sociedad red es multidimensional, es la agregación de diferentes redes, cada una de ellas con sus propios criterios axiológicos por lo que no es posible definir un único sistema de valores en la sociedad-red.
  • la inclusión/exclusión en la sociedad-red no tiene relación con la brecha digital que afecta al uso de Internet. La conexión con redes telemáticas no garantiza la incorporación a las corrientes sociales que suceden dentro de la red

El ejercicio del poder en una sociedad-red

Decimos que existe “poder” cuando independientemente de la voluntad propia de una persona o un grupo social, deben someterse a la voluntad del que ejerce el poder o de lo contrario será sometido a algún tipo de violencia.

En una sociedad-red hay dos mecanismos por los que se puede ejercer poder son los mismos que usan los que ejercen de contrapoder, a saber:

  • reprogramando los objetivos de la red
  • interconectando distintas redes para asegurarse el cumplimiento de objetivos comunes mediante la cooperación

La cultura en la sociedad-red

Entendemos “cultura” como un conjunto de valores y creencias que motivan el comportamiento de las personas. Castells entiende que en una sociedad-red la cultura que se crea es una cultura de protocolos de comunicación por lo que los valores de dicha sociedad no son necesariamente valores específicos compartidos sino el hecho de que todos los miembros de la sociedad-red consideran valiosos los actos de comunicación.

Entrevista a Manuel Castells: sociedad física vs sociedad virtual en las ciudades tecnológicamente avanzadas

La sociedad en Red

Mesa de debate del Foro de las Ciudades 2012: “La sociedad en red”. Fernando Berlin. Bloguero, Director de Radiocable.com (España). David de Ugarte, Fundador Ciberpunk.info y especialista en redes (España)

https://www.youtube.com/watch?v=uZkgu1QyaHU

Aaron Swartz: Freedom to Connect

La (casi) histórica conferencia de Aaron Swartz en la que describe cómo la sociedad se movilizó en red para defender una Internet abierta sin censura gubernamental (Ley SOPA) se puede escuchar en la web de democracynow.org.

We air an address of Swartz’s from last May where he speaks about the battle to defeat the Stop Online Piracy Act, or SOPA

Reproducimos aquí por su interés histórico la transcripción de dicha conferencia:

So, for me, it all started with a phone call. It was September—not last year, but the year before that, September 2010. And I got a phone call from my friend Peter. “Aaron,” he said, “there’s an amazing bill that you have to take a look at.” “What is it?” I said. “It’s called COICA, the Combating Online Infringement and Counterfeiting Act.” “But, Peter,” I said, “I don’t care about copyright law. Maybe you’re right. Maybe Hollywood is right. But either way, what’s the big deal? I’m not going to waste my life fighting over a little issue like copyright. Healthcare, financial reform—those are the issues that I work on, not something obscure like copyright law.” I could hear Peter grumbling in the background. “Look, I don’t have time to argue with you,” he said, “but it doesn’t matter for right now, because this isn’t a bill about copyright.” “It’s not?” “No,” he said. “It’s a bill about the freedom to connect.” Now I was listening.

Peter explained what you’ve all probably long since learned, that this bill would let the government devise a list of websites that Americans weren’t allowed to visit. On the next day, I came up with lots of ways to try to explain this to people. I said it was a great firewall of America. I said it was an Internet black list. I said it was online censorship. But I think it’s worth taking a step back, putting aside all the rhetoric and just thinking for a moment about how radical this bill really was. Sure, there are lots of times when the government makes rules about speech. If you slander a private figure, if you buy a television ad that lies to people, if you have a wild party that plays booming music all night, in all these cases, the government can come stop you. But this was something radically different. It wasn’t the government went to people and asked them to take down particular material that was illegal; it shut down whole websites. Essentially, it stopped Americans from communicating entirely with certain groups. There’s nothing really like it in U.S. law. If you play loud music all night, the government doesn’t slap you with an order requiring you be mute for the next couple weeks. They don’t say nobody can make any more noise inside your house. There’s a specific complaint, which they ask you to specifically remedy, and then your life goes on.

The closest example I could find was a case where the government was at war with an adult bookstore. The place kept selling pornography; the government kept getting the porn declared illegal. And then, frustrated, they decided to shut the whole bookstore down. But even that was eventually declared unconstitutional, a violation of the First Amendment.

So, you might say, surely COICA would get declared unconstitutional, as well. But I knew that the Supreme Court had a blind spot around the First Amendment, more than anything else, more than slander or libel, more than pornography, more even than child pornography. Their blind spot was copyright. When it came to copyright, it was like the part of the justices’ brains shut off, and they just totally forgot about the First Amendment. You got the sense that, deep down, they didn’t even think the First Amendment applied when copyright was at issue, which means that if you did want to censor the Internet, if you wanted to come up with some way that the government could shut down access to particular websites, this bill might be the only way to do it. If it was about pornography, it probably would get overturned by courts, just like the adult bookstore case. But if you claimed it was about copyright, it might just sneak through.

And that was especially terrifying, because, as you know, because copyright is everywhere. If you want to shut down WikiLeaks, it’s a bit of a stretch to claim that you’re doing it because they have too much pornography, but it’s not hard at all to claim that WikiLeaks is violating copyright, because everything is copyrighted. This speech, you know, the thing I’m giving right now, these words are copyrighted. And it’s so easy to accidentally copy something, so easy, in fact, that the leading Republican supporter of COICA, Orrin Hatch, had illegally copied a bunch of code into his own Senate website. So if even Orrin Hatch’s Senate website was found to be violating copyright law, what’s the chance that they wouldn’t find something they could pin on any of us?

There’s a battle going on right now, a battle to define everything that happens on the Internet in terms of traditional things that the law understands. Is sharing a video on BitTorrent like shoplifting from a movie store? Or is it like loaning a videotape to a friend? Is reloading a webpage over and over again like a peaceful virtual sit-in or a violent smashing of shop windows? Is the freedom to connect like freedom of speech or like the freedom to murder?

This bill would be a huge, potentially permanent, loss. If we lost the ability to communicate with each other over the Internet, it would be a change to the Bill of Rights. The freedoms guaranteed in our Constitution, the freedoms our country had been built on, would be suddenly deleted. New technology, instead of bringing us greater freedom, would have snuffed out fundamental rights we had always taken for granted. And I realized that day, talking to Peter, that I couldn’t let that happen.

But it was going to happen. The bill, COICA, was introduced on September 20th, 2010, a Monday, and in the press release heralding the introduction of this bill, way at the bottom, it was scheduled for a vote on September 23rd, just three days later. And while, of course, there had to be a vote—you can’t pass a bill without a vote—the results of that vote were already a foregone conclusion, because if you looked at the introduction of the law, it wasn’t just introduced by one rogue eccentric member of Congress; it was introduced by the chair of the Judiciary Committee and co-sponsored by nearly all the other members, Republicans and Democrats. So, yes, there’d be a vote, but it wouldn’t be much of a surprise, because nearly everyone who was voting had signed their name to the bill before it was even introduced.

Now, I can’t stress how unusual this is. This is emphatically not how Congress works. I’m not talking about how Congress should work, the way you see on Schoolhouse Rock. I mean, this is not the way Congress actually works. I mean, I think we all know Congress is a dead zone of deadlock and dysfunction. There are months of debates and horse trading and hearings and stall tactics. I mean, you know, first you’re supposed to announce that you’re going to hold hearings on a problem, and then days of experts talking about the issue, and then you propose a possible solution, you bring the experts back for their thoughts on that, and then other members have different solutions, and they propose those, and you spend of bunch of time debating, and there’s a bunch of trading, they get members over to your cause. And finally, you spend hours talking one on one with the different people in the debate, try and come back with some sort of compromise, which you hash out in endless backroom meetings. And then, when that’s all done, you take that, and you go through it line by line in public to see if anyone has any objections or wants to make any changes. And then you have the vote. It’s a painful, arduous process. You don’t just introduce a bill on Monday and then pass it unanimously a couple days later. That just doesn’t happen in Congress.

But this time, it was going to happen. And it wasn’t because there were no disagreements on the issue. There are always disagreements. Some senators thought the bill was much too weak and needed to be stronger: As it was introduced, the bill only allowed the government to shut down websites, and these senators, they wanted any company in the world to have the power to get a website shut down. Other senators thought it was a drop too strong. But somehow, in the kind of thing you never see in Washington, they had all managed to put their personal differences aside to come together and support one bill they were persuaded they could all live with: a bill that would censor the Internet. And when I saw this, I realized: Whoever was behind this was good.

Now, the typical way you make good things happen in Washington is you find a bunch of wealthy companies who agree with you. Social Security didn’t get passed because some brave politicians decided their good conscience couldn’t possibly let old people die starving in the streets. I mean, are you kidding me? Social Security got passed because John D. Rockefeller was sick of having to take money out of his profits to pay for his workers’ pension funds. Why do that, when you can just let the government take money from the workers? Now, my point is not that Social Security is a bad thing—I think it’s fantastic. It’s just that the way you get the government to do fantastic things is you find a big company willing to back them. The problem is, of course, that big companies aren’t really huge fans of civil liberties. You know, it’s not that they’re against them; it’s just there’s not much money in it.

Now, if you’ve been reading the press, you probably didn’t hear this part of the story. As Hollywood has been telling it, the great, good copyright bill they were pushing was stopped by the evil Internet companies who make millions of dollars off of copyright infringement. But it just—it really wasn’t true. I mean, I was in there, in the meetings with the Internet companies—actually probably all here today. And, you know, if all their profits depended on copyright infringement, they would have put a lot more money into changing copyright law. The fact is, the big Internet companies, they would do just fine if this bill passed. I mean, they wouldn’t be thrilled about it, but I doubt they would even have a noticeable dip in their stock price. So they were against it, but they were against it, like the rest of us, on grounds primarily of principle. And principle doesn’t have a lot of money in the budget to spend on lobbyists. So they were practical about it. “Look,” they said, “this bill is going to pass. In fact, it’s probably going to pass unanimously. As much as we try, this is not a train we’re going to be able to stop. So, we’re not going to support it—we couldn’t support it. But in opposition, let’s just try and make it better.” So that was the strategy: lobby to make the bill better. They had lists of changes that would make the bill less obnoxious or less expensive for them, or whatever. But the fact remained at the end of the day, it was going to be a bill that was going to censor the Internet, and there was nothing we could do to stop it.

So I did what you always do when you’re a little guy facing a terrible future with long odds and little hope of success: I started an online petition. I called all my friends, and we stayed up all night setting up a website for this new group, Demand Progress, with an online petition opposing this noxious bill, and I sent it to a few friends. Now, I’ve done a few online petitions before. I’ve worked at some of the biggest groups in the world that do online petitions. I’ve written a ton of them and read even more. But I’ve never seen anything like this. Starting from literally nothing, we went to 10,000 signers, then 100,000 signers, and then 200,000 signers and 300,000 signers, in just a couple of weeks. And it wasn’t just signing a name. We asked those people to call Congress, to call urgently. There was a vote coming up this week, in just a couple days, and we had to stop it. And at the same time, we told the press about it, about this incredible online petition that was taking off. And we met with the staff of members of Congress and pleaded with them to withdraw their support for the bill. I mean, it was amazing. It was huge. The power of the Internet rose up in force against this bill. And then it passed unanimously.

Now, to be fair, several of the members gave nice speeches before casting their vote, and in their speeches they said their office had been overwhelmed with comments about the First Amendment concerns behind this bill, comments that had them very worried, so worried, in fact, they weren’t sure that they still supported the bill. But even though they didn’t support it, they were going to vote for it anyway, they said, because they needed to keep the process moving, and they were sure any problems that were had with it could be fixed later. So, I’m going to ask you, does this sound like Washington, D.C., to you? Since when do members of Congress vote for things that they oppose just to keep the process moving? I mean, whoever was behind this was good.

And then, suddenly, the process stopped. Senator Ron Wyden, the Democrat from Oregon, put a hold on the bill. Giving a speech in which he called it a nuclear bunker-buster bomb aimed at the Internet, he announced he would not allow it to pass without changes. And as you may know, a single senator can’t actually stop a bill by themselves, but they can delay it. By objecting to a bill, they can demand Congress spend a bunch of time debating it before getting it passed. And Senator Wyden did. He bought us time—a lot of time, as it turned out. His delay held all the way through the end of that session of Congress, so that when the bill came back, it had to start all over again. And since they were starting all over again, they figured, why not give it a new name? And that’s when it began being called PIPA, and eventually SOPA.

So there was probably a year or two of delay there. And in retrospect, we used that time to lay the groundwork for what came later. But that’s not what it felt like at the time. At the time, it felt like we were going around telling people that these bills were awful, and in return, they told us that they thought we were crazy. I mean, we were kids wandering around waving our arms about how the government was going to censor the Internet. It does sound a little crazy. You can ask Larry tomorrow. I was constantly telling him what was going on, trying to get him involved, and I’m pretty sure he just thought I was exaggerating. Even I began to doubt myself. It was a rough period. But when the bill came back and started moving again, suddenly all the work we had done started coming together. All the folks we talked to about it suddenly began getting really involved and getting others involved. Everything started snowballing. It happened so fast.

I remember there was one week where I was having dinner with a friend in the technology industry, and he asked what I worked on, and I told him about this bill. And he said, “Wow! You need to tell people about that.” And I just groaned. And then, just a few weeks later, I remember I was chatting with this cute girl on the subway, and she wasn’t in technology at all, but when she heard that I was, she turned to me very seriously and said, “You know, we have to stop 'SOAP.'” So, progress, right?

But, you know, I think that story illustrates what happened during those couple weeks, because the reason we won wasn’t because I was working on it or Reddit was working on it or Google was working on it or Tumblr or any other particular person. It was because there was this enormous mental shift in our industry. Everyone was thinking of ways they could help, often really clever, ingenious ways. People made videos. They made infographics. They started PACs. They designed ads. They bought billboards. They wrote news stories. They held meetings. Everybody saw it as their responsibility to help. I remember at one point during this period I held a meeting with a bunch of startups in New York, trying to encourage everyone to get involved, and I felt a bit like I was hosting one of these Clinton Global Initiative meetings, where I got to turn to every startup in the—every startup founder in the room and be like, “What are you going to do? And what are you going to do?” And everyone was trying to one-up each other.

If there was one day the shift crystallized, I think it was the day of the hearings on SOPA in the House, the day we got that phrase, “It’s no longer OK not to understand how the Internet works.” There was just something about watching those clueless members of Congress debate the bill, watching them insist they could regulate the Internet and a bunch of nerds couldn’t possibly stop them. They really brought it home for people that this was happening, that Congress was going to break the Internet, and it just didn’t care. I remember when this moment first hit me. I was at an event, and I was talking, and I got introduced to a U.S. senator, one of the strongest proponents of the original COICA bill, in fact. And I asked him why, despite being such a progressive, despite giving a speech in favor of civil liberties, why he was supporting a bill that would censor the Internet. And, you know, that typical politician smile he had suddenly faded from his face, and his eyes started burning this fiery red. And he started shouting at me, said, “Those people on the Internet, they think they can get away with anything! They think they can just put anything up there, and there’s nothing we can do to stop them! They put up everything! They put up our nuclear missiles, and they just laugh at us! Well, we’re going to show them! There’s got to be laws on the Internet! It’s got to be under control!”

Now, as far as I know, nobody has ever put up the U.S.'s nuclear missiles on the Internet. I mean, it's not something I’ve heard about. But that’s sort of the point. He wasn’t having a rational concern, right? It was this irrational fear that things were out of control. Here was this man, a United States senator, and those people on the Internet, they were just mocking him. They had to be brought under control. Things had to be under control. And I think that was the attitude of Congress. And just as seeing that fire in that senator’s eyes scared me, I think those hearings scared a lot of people. They saw this wasn’t the attitude of a thoughtful government trying to resolve trade-offs in order to best represent its citizens. This was more like the attitude of a tyrant. And so the citizens fought back.

The wheels came off the bus pretty quickly after that hearing. First the Republican senators pulled out, and then the White House issued a statement opposing the bill, and then the Democrats, left all alone out there, announced they were putting the bill on hold so they could have a few further discussions before the official vote. And that was when, as hard as it was for me to believe, after all this, we had won. The thing that everyone said was impossible, that some of the biggest companies in the world had written off as kind of a pipe dream, had happened. We did it. We won.

And then we started rubbing it in. You all know what happened next. Wikipedia went black. Reddit went black. Craigslist went black. The phone lines on Capitol Hill flat-out melted. Members of Congress started rushing to issue statements retracting their support for the bill that they were promoting just a couple days ago. And it was just ridiculous. I mean, there’s a chart from the time that captures it pretty well. It says something like “January 14th” on one side and has this big, long list of names supporting the bill, and then just a few lonely people opposing it; and on the other side, it says “January 15th,” and now it’s totally reversed—everyone is opposing it, just a few lonely names still hanging on in support.

I mean, this really was unprecedented. Don’t take my word for it, but ask former Senator Chris Dodd, now the chief lobbyist for Hollywood. He admitted, after he lost, that he had masterminded the whole evil plan. And he told The New York Times he had never seen anything like it during his many years in Congress. And everyone I’ve spoken to agrees. The people rose up, and they caused a sea change in Washington —not the press, which refused to cover the story— just coincidentally, their parent companies all happened to be lobbying for the bill; not the politicians, who were pretty much unanimously in favor of it; and not the companies, who had all but given up trying to stop it and decided it was inevitable. It was really stopped by the people, the people themselves. They killed the bill dead, so dead that when members of Congress propose something now that even touches the Internet, they have to give a long speech beforehand about how it is definitely not like SOPA; so dead that when you ask congressional staffers about it, they groan and shake their heads like it’s all a bad dream they’re trying really hard to forget; so dead that it’s kind of hard to believe this story, hard to remember how close it all came to actually passing, hard to remember how this could have gone any other way. But it wasn’t a dream or a nightmare; it was all very real.

And it will happen again. Sure, it will have yet another name, and maybe a different excuse, and probably do its damage in a different way. But make no mistake: The enemies of the freedom to connect have not disappeared. The fire in those politicians’ eyes hasn’t been put out. There are a lot of people, a lot of powerful people, who want to clamp down on the Internet. And to be honest, there aren’t a whole lot who have a vested interest in protecting it from all of that. Even some of the biggest companies, some of the biggest Internet companies, to put it frankly, would benefit from a world in which their little competitors could get censored. We can’t let that happen.

Now, I’ve told this as a personal story, partly because I think big stories like this one are just more interesting at human scale. The director J.D. Walsh says good stories should be like the poster for Transformers. There’s a huge evil robot on the left side of the poster and a huge, big army on the right side of the poster. And in the middle, at the bottom, there’s just a small family trapped in the middle. Big stories need human stakes. But mostly, it’s a personal story, because I didn’t have time to research any of the other part of it. But that’s kind of the point. We won this fight because everyone made themselves the hero of their own story. Everyone took it as their job to save this crucial freedom. They threw themselves into it. They did whatever they could think of to do. They didn’t stop to ask anyone for permission. You remember how Hacker News readers spontaneously organized this boycott of GoDaddy over their support of SOPA? Nobody told them they could do that. A few people even thought it was a bad idea. It didn’t matter. The senators were right: The Internet really is out of control. But if we forget that, if we let Hollywood rewrite the story so it was just big company Google who stopped the bill, if we let them persuade us we didn’t actually make a difference, if we start seeing it as someone else’s responsibility to do this work and it’s our job just to go home and pop some popcorn and curl up on the couch to watch Transformers, well, then next time they might just win. Let’s not let that happen.

Traducción automática

Entonces, para mí, todo comenzó con una llamada telefónica. Era septiembre, no el año pasado, sino el año anterior, septiembre de 2010. Y recibí una llamada telefónica de mi amigo Peter. “Aaron”, dijo, “hay un proyecto de ley increíble que tienes que echarle un vistazo”. “¿Qué es?” Yo dije. “Se llama COICA, la Ley de Lucha contra la Infracción y la Falsificación en Línea”. “Pero, Peter”, le dije, “no me importa la ley de derechos de autor. Quizás tengas razón. Tal vez Hollywood tenga razón. Pero de cualquier manera, ¿cuál es el problema? No voy a desperdiciar mi vida peleando por un pequeño problema como los derechos de autor. Atención médica, reforma financiera: esos son los temas en los que trabajo, no algo oscuro como la ley de derechos de autor”. Podía oír a Peter gruñendo de fondo. “Mira, no tengo tiempo para discutir contigo”, dijo, “pero no importa por ahora, porque este no es un proyecto de ley sobre derechos de autor”. “¿No es?” “No”, dijo. “Es un proyecto de ley sobre la libertad de conectarse”. Ahora estaba escuchando.

Peter explicó lo que probablemente todos hayan aprendido hace mucho tiempo, que este proyecto de ley permitiría al gobierno diseñar una lista de sitios web que los estadounidenses no pueden visitar. Al día siguiente, se me ocurrieron muchas formas de tratar de explicarle esto a la gente. Dije que era un gran cortafuegos de América. Dije que era una lista negra de Internet. Dije que era censura en línea. Pero creo que vale la pena dar un paso atrás, dejar de lado toda la retórica y pensar por un momento en cuán radical fue realmente este proyecto de ley. Claro, hay muchas ocasiones en que el gobierno establece reglas sobre el discurso. Si calumnias a una figura privada, si compras un anuncio de televisión que miente a la gente, si tienes una fiesta salvaje que toca música a todo volumen toda la noche, en todos estos casos, el gobierno puede venir a detenerte. Pero esto era algo radicalmente diferente. No fue que el gobierno fue a la gente y les pidió que quitaran material particular que era ilegal; cerró sitios web completos. Esencialmente, impidió que los estadounidenses se comunicaran por completo con ciertos grupos. No hay nada realmente como eso en la ley de los Estados Unidos. Si pone música a todo volumen toda la noche, el gobierno no lo abofetea con una orden que le obliga a permanecer mudo durante las próximas dos semanas. No dicen que nadie puede hacer más ruido dentro de tu casa. Hay una queja específica, que te piden que resuelvas específicamente, y luego tu vida sigue.

El ejemplo más cercano que pude encontrar fue un caso en el que el gobierno estaba en guerra con una librería para adultos. El lugar seguía vendiendo pornografía; el gobierno siguió declarando ilegal la pornografía. Y luego, frustrados, decidieron cerrar toda la librería. Pero incluso eso finalmente fue declarado inconstitucional, una violación de la Primera Enmienda.

Entonces, se podría decir, seguramente COICA también sería declarada inconstitucional. Pero sabía que la Corte Suprema tenía un punto ciego en torno a la Primera Enmienda, más que cualquier otra cosa, más que calumnias o calumnias, más que pornografía, más incluso que pornografía infantil. Su punto ciego eran los derechos de autor. En lo que respecta a los derechos de autor, fue como si la parte del cerebro de los jueces se apagara y se olvidaran por completo de la Primera Enmienda. Tenías la sensación de que, en el fondo, ni siquiera pensaban que la Primera Enmienda se aplicaba cuando se trataba de derechos de autor, lo que significa que si querías censurar Internet, si querías idear alguna forma en que el gobierno pudiera cerrar el acceso a sitios web particulares, este proyecto de ley podría ser la única forma de hacerlo. Si se tratara de pornografía, probablemente sería anulado por los tribunales, al igual que el caso de la librería para adultos. Pero si afirmó que se trataba de derechos de autor, podría colarse.

Y eso fue especialmente aterrador porque, como saben, los derechos de autor están en todas partes. Si desea cerrar WikiLeaks, es un poco exagerado afirmar que lo está haciendo porque tienen demasiada pornografía, pero no es nada difícil afirmar que WikiLeaks está violando los derechos de autor, porque todo está protegido por derechos de autor. Este discurso, ya sabes, lo que estoy dando ahora mismo, estas palabras tienen derechos de autor. Y es tan fácil copiar algo accidentalmente, tan fácil, de hecho, que el principal partidario republicano de COICA, Orrin Hatch, había copiado ilegalmente un montón de código en su propio sitio web del Senado. Entonces, si se descubriera que incluso el sitio web del Senado de Orrin Hatch viola la ley de derechos de autor, ¿cuál es la posibilidad de que no encuentren algo que puedan culpar a ninguno de nosotros?

Hay una batalla en curso en este momento, una batalla para definir todo lo que sucede en Internet en términos de cosas tradicionales que la ley entiende. ¿Compartir un video en BitTorrent es como robar en una tienda de películas? ¿O es como prestarle una cinta de video a un amigo? ¿Recargar una página web una y otra vez es como una sentada virtual pacífica o un destrozo violento de escaparates? ¿Es la libertad de conectarse como la libertad de expresión o como la libertad de asesinar?

Este proyecto de ley sería una pérdida enorme y potencialmente permanente. Si perdiéramos la capacidad de comunicarnos entre nosotros a través de Internet, sería un cambio en la Declaración de derechos. Las libertades garantizadas en nuestra Constitución, las libertades sobre las que se había construido nuestro país, serían repentinamente eliminadas. La nueva tecnología, en lugar de brindarnos una mayor libertad, habría eliminado los derechos fundamentales que siempre habíamos dado por sentado. Y me di cuenta ese día, hablando con Peter, que no podía permitir que eso sucediera.

Pero iba a suceder. El proyecto de ley, COICA, se presentó el 20 de septiembre de 2010, un lunes, y en el comunicado de prensa que anunciaba la presentación de este proyecto de ley, muy al final, estaba programado para votación el 23 de septiembre, solo tres días después. Y aunque, por supuesto, tenía que haber una votación, no se puede aprobar un proyecto de ley sin una votación, los resultados de esa votación ya eran una conclusión inevitable, porque si observaba la introducción de la ley, no era recién presentado por un excéntrico miembro rebelde del Congreso; fue presentado por el presidente del Comité Judicial y copatrocinado por casi todos los demás miembros, republicanos y demócratas. Entonces, sí, habría una votación, pero no sería una gran sorpresa, porque casi todos los que estaban votando habían firmado su nombre en el proyecto de ley incluso antes de que se presentara.

Ahora, no puedo enfatizar lo inusual que es esto. Enfáticamente, no es así como funciona el Congreso. No estoy hablando de cómo debería funcionar el Congreso, como se ve en Schoolhouse Rock. Quiero decir, esta no es la forma en que el Congreso realmente funciona. Quiero decir, creo que todos sabemos que el Congreso es una zona muerta de estancamiento y disfunción. Hay meses de debates y regateos y audiencias y tácticas dilatorias. Quiero decir, ya sabes, primero se supone que debes anunciar que vas a celebrar audiencias sobre un problema, y ​​luego días de expertos hablando sobre el tema, y ​​luego propones una posible solución, traes a los expertos de vuelta para su pensamientos sobre eso, y luego otros miembros tienen soluciones diferentes, y las proponen, y pasas mucho tiempo debatiendo, y hay un montón de negociaciones, hacen que los miembros se unan a tu causa. Y finalmente, pasas horas hablando uno a uno con las diferentes personas en el debate, tratas de volver con algún tipo de compromiso, que discutes en interminables reuniones de trastienda. Y luego, cuando todo esté listo, lo tomas y lo revisas línea por línea en público para ver si alguien tiene alguna objeción o quiere hacer algún cambio. Y luego tienes el voto. Es un proceso doloroso y arduo. No solo presenta un proyecto de ley el lunes y luego lo aprueba por unanimidad un par de días después. Eso simplemente no sucede en el Congreso.

Pero esta vez, iba a suceder. Y no fue porque no hubo desacuerdos sobre el tema. Siempre hay desacuerdos. Algunos senadores pensaron que el proyecto de ley era demasiado débil y necesitaba ser más fuerte: cuando se presentó, el proyecto de ley solo permitía al gobierno cerrar sitios web, y estos senadores querían que cualquier empresa en el mundo tuviera el poder de obtener un sitio web. cerrar. Otros senadores pensaron que era una caída demasiado fuerte. Pero de alguna manera, en el tipo de cosas que nunca ves en Washington, todos lograron dejar de lado sus diferencias personales para unirse y apoyar un proyecto de ley con el que estaban convencidos de que todos podían vivir: un proyecto de ley que censuraría Internet. Y cuando vi esto, me di cuenta: quienquiera que estuviera detrás de esto era bueno.

Ahora, la forma típica de hacer que sucedan cosas buenas en Washington es encontrar un montón de empresas ricas que estén de acuerdo contigo. El Seguro Social no fue aprobado porque algunos valientes políticos decidieron que su buena conciencia no podía permitir que las personas mayores murieran de hambre en las calles. Quiero decir, ¿me estás tomando el pelo? Se aprobó el Seguro Social porque John D. Rockefeller estaba harto de tener que sacar dinero de sus ganancias para pagar los fondos de pensión de sus trabajadores. ¿Por qué hacer eso, cuando puedes dejar que el gobierno tome dinero de los trabajadores? Ahora, mi punto no es que el Seguro Social sea algo malo, creo que es fantástico. Es solo que la forma en que logras que el gobierno haga cosas fantásticas es encontrar una gran empresa dispuesta a respaldarlas. El problema es, por supuesto, que las grandes empresas no son realmente grandes admiradoras de las libertades civiles. Ya sabes, no es que estén en contra de ellos; es solo que no hay mucho dinero en ello.

Ahora, si ha estado leyendo la prensa, probablemente no escuchó esta parte de la historia. Como Hollywood ha estado diciendo, el gran y buen proyecto de ley de derechos de autor que estaban impulsando fue detenido por las malvadas compañías de Internet que ganan millones de dólares con la infracción de derechos de autor. Pero simplemente—realmente no era cierto. Quiero decir, estuve allí, en las reuniones con las empresas de Internet, en realidad, probablemente todos aquí hoy. Y, ya sabes, si todas sus ganancias dependieran de la infracción de los derechos de autor, habrían invertido mucho más dinero en cambiar la ley de derechos de autor. El hecho es que a las grandes compañías de Internet les iría bien si se aprobara este proyecto de ley. Quiero decir, no estarían encantados con eso, pero dudo que incluso tuvieran una caída notable en el precio de sus acciones. Así que estaban en contra, pero estaban en contra, como el resto de nosotros, principalmente por motivos de principio. Y el principio no tiene mucho dinero en el presupuesto para gastar en cabilderos. Así que fueron prácticos al respecto. “Mira”, dijeron, “este proyecto de ley se va a aprobar. De hecho, probablemente se aprobará por unanimidad. Por mucho que lo intentemos, este no es un tren que podamos detener. Entonces, no vamos a apoyarlo, no podríamos apoyarlo. Pero en oposición, intentemos hacerlo mejor”. Así que esa fue la estrategia: cabildear para mejorar el proyecto de ley. Tenían listas de cambios que harían que la factura fuera menos desagradable o menos costosa para ellos, o lo que sea. Pero el hecho permaneció al final del día, iba a ser un proyecto de ley que iba a censurar Internet, y no había nada que pudiéramos hacer para detenerlo.

Así que hice lo que siempre haces cuando eres un niño pequeño que enfrenta un futuro terrible con pocas probabilidades y pocas esperanzas de éxito: comencé una petición en línea. Llamé a todos mis amigos y nos quedamos despiertos toda la noche creando un sitio web para este nuevo grupo, Demand Progress, con una petición en línea que se opone a este proyecto de ley nocivo, y se la envié a algunos amigos. Ahora, he hecho algunas peticiones en línea antes. He trabajado en algunos de los grupos más grandes del mundo que realizan peticiones en línea. He escrito un montón de ellos y he leído aún más. Pero nunca he visto nada como esto. Partiendo literalmente de nada, pasamos a 10 000 firmantes, luego a 100 000 firmantes, y luego a 200 000 firmantes y 300 000 firmantes, en solo un par de semanas. Y no fue solo firmar un nombre. Le pedimos a esa gente que llamara al Congreso, que llamara urgente. Hubo una votación esta semana, en solo un par de días, y tuvimos que detenerla. Y al mismo tiempo, le contamos a la prensa sobre esto, sobre esta increíble petición en línea que estaba despegando. Y nos reunimos con el personal de los miembros del Congreso y les suplicamos que retiraran su apoyo al proyecto de ley. Quiero decir, fue increíble. Era enorme. El poder de Internet se alzó con fuerza contra este proyecto de ley. Y luego fue aprobada por unanimidad.

Ahora, para ser justos, varios de los miembros dieron buenos discursos antes de emitir su voto, y en sus discursos dijeron que su oficina se había visto abrumada con comentarios sobre las preocupaciones de la Primera Enmienda detrás de este proyecto de ley, comentarios que los tenían muy preocupados, muy preocupados. de hecho, no estaban seguros de seguir apoyando el proyecto de ley. Pero a pesar de que no lo apoyaron, iban a votar por él de todos modos, dijeron, porque necesitaban mantener el proceso en movimiento y estaban seguros de que cualquier problema que tuvieran podría solucionarse más tarde. Entonces, les voy a preguntar, ¿les suena esto a Washington, D.C.? ¿Desde cuándo los miembros del Congreso votan por cosas a las que se oponen solo para mantener el proceso en marcha? Quiero decir, quienquiera que estuviera detrás de esto era bueno.

Y luego, de repente, el proceso se detuvo. El senador Ron Wyden, el demócrata de Oregón, suspendió el proyecto de ley. Al dar un discurso en el que lo llamó una bomba nuclear antibúnker dirigida a Internet, anunció que no permitiría que pasara sin cambios. Y como sabrán, un solo senador en realidad no puede detener un proyecto de ley por sí mismo, pero puede retrasarlo. Al objetar un proyecto de ley, pueden exigir que el Congreso dedique mucho tiempo a debatirlo antes de aprobarlo. Y el senador Wyden lo hizo. Nos ganó tiempo, mucho tiempo, como se vio después. Su demora se mantuvo hasta el final de esa sesión del Congreso, de modo que cuando se presentó el proyecto de ley, tuvo que comenzar de nuevo. Y como estaban comenzando de nuevo, pensaron, ¿por qué no darle un nuevo nombre? Y fue entonces cuando comenzó a llamarse PIPA y, finalmente, SOPA.

Así que probablemente hubo un año o dos de retraso allí. Y en retrospectiva, usamos ese tiempo para sentar las bases para lo que vino después. Pero eso no es lo que se sentía en ese momento. En ese momento, parecía que le decíamos a la gente que estas facturas eran horribles y, a cambio, nos decían que pensaban que estábamos locos. Quiero decir, éramos niños dando vueltas agitando los brazos sobre cómo el gobierno iba a censurar Internet. Suena un poco loco. Puedes preguntarle a Larry mañana. Constantemente le decía lo que estaba pasando, tratando de involucrarlo, y estoy bastante seguro de que pensó que estaba exagerando. Incluso yo comencé a dudar de mí mismo. Fue un período difícil. Pero cuando la factura volvió y empezó a moverse de nuevo, de repente todo el trabajo que habíamos hecho empezó a juntarse. Todas las personas con las que hablamos sobre esto de repente comenzaron a involucrarse realmente y a involucrar a otros. Todo comenzó como una bola de nieve. Sucedió tan rápido.

Recuerdo que hubo una semana en la que estaba cenando con un amigo en la industria de la tecnología, y me preguntó en qué trabajaba, y le conté sobre este proyecto de ley. Y él dijo: “¡Guau! Necesitas decirle a la gente sobre eso”. Y yo solo gemí. Y luego, solo unas semanas después, recuerdo que estaba hablando con esta linda chica en el metro, y ella no estaba en tecnología en absoluto, pero cuando escuchó que yo sí, se volvió hacia mí muy seria y dijo: “ Ya sabes, tenemos que detener 'SOAP'”. Entonces, progreso, ¿verdad?

Pero, sabes, creo que esa historia ilustra lo que sucedió durante ese par de semanas, porque la razón por la que ganamos no fue porque yo estaba trabajando en eso o Reddit estaba trabajando en eso o Google estaba trabajando en eso o Tumblr o cualquier otra persona en particular. . Fue porque hubo este enorme cambio mental en nuestra industria. Todos estaban pensando en formas en que podrían ayudar, a menudo formas realmente inteligentes e ingeniosas. La gente hizo videos. Hicieron infografías. Comenzaron los PAC. Ellos diseñaron anuncios. Compraron vallas publicitarias. Escribieron noticias. Hicieron reuniones. Todos vieron como su responsabilidad ayudar. Recuerdo que en un momento durante este período celebré una reunión con un grupo de nuevas empresas en Nueva York, tratando de alentar a todos a involucrarse, y me sentí un poco como si estuviera organizando una de estas reuniones de la Iniciativa Global Clinton, donde llegué a diríjase a cada startup en la—cada fundador de startups en la sala y diga: “¿Qué vas a hacer? ¿Y que vas a hacer?” Y todos estaban tratando de superarse unos a otros.

Si hubo un día en que cristalizó el cambio, creo que fue el día de las audiencias sobre SOPA en la Cámara, el día que recibimos esa frase: “Ya no está bien no entender cómo funciona Internet”. Había algo especial en ver a esos miembros del Congreso despistados debatir el proyecto de ley, verlos insistir en que podían regular Internet y que un grupo de nerds no podría detenerlos. Realmente le dijeron a la gente que esto estaba sucediendo, que el Congreso iba a romper Internet, y simplemente no le importaba. Recuerdo cuando este momento me golpeó por primera vez. Estaba en un evento, estaba hablando y me presentaron a un senador de los EE. UU., de hecho, uno de los más firmes defensores del proyecto de ley original de COICA. Y le pregunté por qué, a pesar de ser tan progresista, a pesar de dar un discurso a favor de las libertades civiles, por qué apoyaba un proyecto de ley que censuraría Internet. Y, ya sabes, esa típica sonrisa de político que se había desvanecido repentinamente de su rostro, y sus ojos comenzaron a arder con este rojo ardiente. Y empezó a gritarme, dijo: “Esa gente en Internet, ¡creen que pueden salirse con la suya con cualquier cosa! ¡Piensan que pueden poner cualquier cosa allí y no hay nada que podamos hacer para detenerlos! ¡Pusieron todo! ¡Pusieron nuestros misiles nucleares y se rieron de nosotros! Bueno, ¡vamos a mostrárselos! ¡Tiene que haber leyes en Internet! ¡Tiene que estar bajo control!”

Ahora, hasta donde yo sé, nadie ha puesto nunca los misiles nucleares de EE. UU. en Internet. Quiero decir, no es algo de lo que haya oído hablar. Pero ese es el punto. No estaba teniendo una preocupación racional, ¿verdad? Era este miedo irracional de que las cosas estaban fuera de control. Aquí estaba este hombre, un senador de los Estados Unidos, y esas personas en Internet, solo se estaban burlando de él. Había que ponerlos bajo control. Las cosas tenían que estar bajo control. Y creo que esa fue la actitud del Congreso. Y así como ver ese fuego en los ojos de ese senador me asustó, creo que esas audiencias asustaron a mucha gente. Vieron que esta no era la actitud de un gobierno pensativo que intenta resolver concesiones para representar mejor a sus ciudadanos. Esto era más como la actitud de un tirano. Y así los ciudadanos se defendieron.

Las ruedas del autobús se salieron bastante rápido después de esa audiencia. Primero, los senadores republicanos se retiraron, y luego la Casa Blanca emitió un comunicado en el que se oponía al proyecto de ley, y luego los demócratas, que se quedaron solos, anunciaron que suspenderían el proyecto de ley para poder tener más discusiones antes de la votación oficial. . Y fue entonces cuando, por difícil que me resultara creerlo, después de todo esto, habíamos ganado. Lo que todos decían que era imposible, que algunas de las empresas más grandes del mundo habían descartado como una especie de quimera, había sucedido. Lo hicimos. Ganamos.

Y luego comenzamos a frotarlo. Todos saben lo que pasó después. Wikipedia se volvió negra. Reddit se volvió negro. Craigslist se volvió negro. Las líneas telefónicas en Capitol Hill se derritieron por completo. Los miembros del Congreso comenzaron a apresurarse a emitir comunicados retractando su apoyo al proyecto de ley que estaban impulsando hace apenas un par de días. Y era simplemente ridículo. Quiero decir, hay un gráfico de la época que lo captura bastante bien. Dice algo así como “14 de enero” en un lado y tiene una larga lista de nombres que apoyan el proyecto de ley, y luego solo unas pocas personas solitarias que se oponen; y en el otro lado, dice “15 de enero”, y ahora está totalmente al revés: todos se oponen, solo unos pocos nombres solitarios siguen apoyándolo.

Quiero decir, esto realmente no tenía precedentes. No confíe en mi palabra, pero pregúntele al exsenador Chris Dodd, ahora el principal cabildero de Hollywood. Admitió, después de perder, que había sido el autor intelectual de todo el malvado plan. Y le dijo a The New York Times que nunca había visto algo así durante sus muchos años en el Congreso. Y todos con los que he hablado están de acuerdo. La gente se levantó y provocaron un cambio radical en Washington —no la prensa, que se negó a cubrir la historia—, casualmente, todas sus empresas matrices estaban cabildeando a favor del proyecto de ley; no los políticos, que estaban casi unánimemente a favor; y no las empresas, que casi habían renunciado a intentar detenerlo y decidieron que era inevitable. Realmente lo detuvo la gente, la gente misma. Mataron el proyecto de ley, tan muerto que cuando los miembros del Congreso proponen algo ahora que incluso toca Internet, tienen que dar un largo discurso de antemano sobre cómo definitivamente no es como SOPA; tan muerto que cuando le preguntas al personal del Congreso al respecto, se quejan y sacuden la cabeza como si todo fuera un mal sueño que están tratando de olvidar; tan muerto que es un poco difícil creer esta historia, difícil recordar lo cerca que estuvo todo de pasar, difícil recordar cómo esto podría haber sido de otra manera. Pero no fue un sueño o una pesadilla; todo fue muy real.

Y volverá a suceder. Claro, tendrá otro nombre, y tal vez una excusa diferente, y probablemente haga daño de una manera diferente. Pero no se equivoque: los enemigos de la libertad de conectarse no han desaparecido. El fuego en los ojos de esos políticos no se ha apagado. Hay mucha gente, mucha gente poderosa, que quiere tomar medidas drásticas contra Internet. Y para ser honesto, no hay muchos que tengan un interés personal en protegerlo de todo eso. Incluso algunas de las compañías más grandes, algunas de las compañías de Internet más grandes, para decirlo con franqueza, se beneficiarían de un mundo en el que sus pequeños competidores pudieran ser censurados. No podemos permitir que eso suceda.

Ahora, he contado esto como una historia personal, en parte porque creo que las grandes historias como esta son más interesantes a escala humana. El director J.D. Walsh dice que las buenas historias deberían ser como el cartel de Transformers. Hay un enorme robot malvado en el lado izquierdo del póster y un enorme ejército en el lado derecho del póster. Y en el medio, en el fondo, solo hay una pequeña familia atrapada en el medio. Las grandes historias necesitan participaciones humanas. Pero sobre todo, es una historia personal, porque no tuve tiempo de investigar nada de la otra parte. Pero ese es el punto. Ganamos esta pelea porque cada uno se convirtió en el héroe de su propia historia. Todos tomaron como su trabajo salvar esta libertad crucial. Se lanzaron a ello. Hicieron todo lo que se les ocurrió hacer. No se detuvieron para pedir permiso a nadie. ¿Recuerdas cómo los lectores de Hacker News organizaron espontáneamente este boicot a GoDaddy por su apoyo a SOPA? Nadie les dijo que podían hacer eso. Algunas personas incluso pensaron que era una mala idea. No importaba. Los senadores tenían razón: Internet realmente está fuera de control. Pero si olvidamos eso, si dejamos que Hollywood reescriba la historia para que sea solo la gran compañía Google quien detuvo la factura, si dejamos que nos convenzan de que en realidad no marcamos la diferencia, si comenzamos a verlo como la responsabilidad de otra persona de hacer este trabajo y es nuestro trabajo solo ir a casa y hacer palomitas de maíz y acurrucarnos en el sofá para ver Transformers, bueno, entonces la próxima vez podrían ganar. No dejemos que eso suceda.

Referencias

Enlaces externos

Bibliografía

“Gobernanza en red” J. Echeverría, J. F. Álvarez, Temas de Hoy, 2007

Expandir la educación al tercer entorno, Javier Echeverría

Materials for an exploratory theory of the network society, Castells, M. (2000), en British Journal of Sociology, Jan-Mar 2000, 51 (1), 5-24. London: Routledge.

Informationalism, Networks, and the Network Society: A Theoretical Blueprint, Castells, M. (2004)

The Network Society a cross cultural perspective, ICTconsequences Wiki

Free book on Open Educational Resources #OER”, Rory McGreal, Wanjira Kinuthia and Stewart Marshall

"La sociedad del conocimiento" Revista Internacional de ciencias sociales, número 171, marzo 2002

cts/tecnosociedad/sociedad_de_la_informacion_y_del_conocimiento.txt · Última modificación: 2022/08/28 10:06 por Joaquín Herrero Pintado