CTS
Ciencia, Tecnología y Sociedad
En su teoría de la racionalidad trata de superar la racionalidad instrumental pero no cree que para lograrlo haya que caer en la dicotomía racionalidad instrumental vs. racionalidad de fines y propone una perspectiva complementarista o sintética entre ambas que evite utilizar una noción instrumental para unas cosas y una perspectiva expresiva para otras. La racionalidad que Álvarez propone es mezcla de aspectos instrumentales, procedimentales y expresivos.
Una noción completa de racionalidad (ni 'apropiada' ni 'dogmática') debería de incluir: (Álvarez 1992)
Álvarez toma los conceptos de “clases interactivas” y “espacios de funcionamientos” de Amartya Sen y reorienta esos conceptos para llevarlos a la elaboración de una axionomía general de la ciencia y la tecnología. (ver Evaluación de la tecnología y gobierno de la ciencia)
Los aspectos instrumentales están incluidos en su propuesta aunque Álvarez (2009) descarta los intentos de ampliar la noción de racionalidad instrumental basándose en su potencia y aparente 'naturalidad', como hace Robert Nozick en The Nature of rationality (1993) al considerar que la racionalidad instrumental es algo así como una “racionalidad por defecto”. Por el contrario, sigue la línea de Ariel Rubinstein en Modelling Bounded Rationality (1998) ya que dota al agente de una capacidad ampliada de serlo al incluir en sus modelos el hecho de que los agentes deciden de forma deliberada, aplicando procedimientos que guían su razonamiento sobre 'qué' hacer y 'cómo' decidir, en contraste con los modelos evolutivos, para los cuales los agentes son meros autómatas que reaccionan automáticamente a cambios en su entorno sin deliberar sobre sus decisiones [Álvarez (2992)].
Por ello considera a la racionalidad acotada como la verdadera racionalidad por defecto, a la cual se incorporan otros rasgos de la racionalidad que podríamos considerar complementarios, como los aspectos expresivos propuestos por Hargreaves Heap, que se relacionarían con nuestra preocupación de hacer inteligible para nosotros el mundo, con nuestra capacidad de ser autónomo.
Los aspectos procedimentales coincidirían con la noción de racionalidad acotada (o racionalidad por satisfacción) propuesta por Herbert Simon e incluiría además la aceptación de normas sociales y hábitos culturales que permiten actuar según los materiales disponibles. Por ello esta racionalidad trata de SATISFACER determinados objetivos en vez de OPTIMIZAR.
Álvarez (2002) explica los aspectos pragmático-cognitivos de su teoría de la racionalidad mediante tres conceptos con alto componente metafórico y a los que se refiere como “las piezas mínimas para construir un modelo de ser humano”
Recoge la noción de Amartya Sen sobre la objetividad relativa a la posición para indicar que “consideraremos a nuestros conceptos como filtros que seleccionan la información de entre toda la disponible” y por tanto convierten la información disponible en pertinente.
El concepto “información disponible” es interesante porque recoge la idea de que “adoptamos decisiones en una situación de información incompleta, y en muchos casos en situaciones de desconocimiento radical, en las cuales no podemos asignar probabilidades a los sucesos futuros porque ni siquiera conocemos cuáles puedan ser”. (ver El cambio técnico: racionalidad, información, riesgo e incertidumbre)
Por otra parte, la información la recogemos desde una posición en la que estamos situados. La objetividad no es un punto independiente de la posición, la objetividad es siempre relativa a una posición, está situada en un determinado lugar (“a view from somewhere”). El individuo no es eliminable, por mucho que lo pretendan las máximas universalizables de la filosofía moral.
El concepto de “filtro” le sirve para destacar la objetividad situada, pero no recoge completamente el modo en que los humanos somos selectores de información, pues el filtro es pasivo al entorno mientras que la membrana es “sensible al contexto”, por ejemplo dejando pasar más o menos material en función de la concentración de la disolución en la que está actuando.
Este concepto captura “el papel activo del individuo, tanto la complejidad de sus valores como la importancia del medio en el que se produce la acción”. Somos selectores de información que interactúan entre sí y en un determinado contexto socioinstitucional.
La metáfora textil con la que Álvarez presenta su propuesta de racionalidad es útil para enfatizar el aspecto de 'agente integrado' que es portador de ella. El agente no tiene un tipo de racionalidad u otro sino que está dotado de una racionalidad compuesta semejante a los tejidos, que también son resultado de una composición de dos elementos, la trama y la urdimbre.
Álvarez (2002) prefiere, por tanto, ”comprender la racionalidad como resultado de un proceso conformado tanto por la trama de la racionalidad instrumental como por la urdimbre de la racionalidad expresiva. […] Ambas formas de racionalidad se dan en el mismo individuo, no aparecen como modelos alternativos de individuo“.
Los aspectos expresivos de la racionalidad los ha estudiado Hargreaves Heap indicando que la relación entre acción y objetivos no puede obviar que los agentes son personas autorreflexivas, capaces de deliberar y elegir qué fines desean perseguir. No son “tontos racionales (Amartya Sen) con un único ordenamiento de preferencias para todos los propósitos.
¿Cómo se integran y complementan ambos elementos, instrumental y expresivo?
”En algunos casos los componentes expresivos pueden formularse como restricciones a la racionalidad instrumental, en otros la racionalidad expresiva debe entenderse como una ampliación del contenido informativo”.
Podría pensarse que Álvarez considera, siguiendo a Nozik, a la racionalidad instrumental como la racionalidad 'por defecto' que es modulada por la racionalidad expresiva, pero como se ha comentado más arriba, sigue la línea de Ariel Rubinstein considerando que la racionalidad acotada de Simon es la mejor propuesta para esa racionalidad por defecto y corroborada por los trabajos de Kahneman y Tversky que con su 'teoría de la perspectiva' han demostrado que 'los axiomas de la elección a menudo no son capaces de describir el comportamiento humano porque pasan por alto principios psicológicos básicos', como dicen Fischhoff y Kadvany en “Riesgo. Una breve introducción” y por tanto “han mostrado que la conducta humana se desvía de manera sistemática de la conducta ideal que se atribuía precisamente a los maximizadores de la utilidad esperada, el hombre racional económico” (Álvarez 2009).
Un ejemplo de estas 'desviaciones', estudiadas por la psicología contemporánea y que muestran claramente la insuficiencia de la simple racionalidad instrumental, es la conformación adaptativa de las preferencias, la pretensión de que sea la realidas la que se acomode a nuestros deseos, también llamado mecanismo de las “uvas verdes” debido a la fábula de Samaniego en la que la zorra al ver que las uvas que deseaba estaban verdes dijo “No las quiero comer, no están maduras”.
Los trabajos de Gigerenzer y Todd acerca de la capacidad humana para tomar decisiones en situaciones de información insuficiente mediante el uso de heurísticas rápidas, frugales y ajustadas también muestran que la racionalidad humana se desvía de pretensiones optimizadoras y aún así la precisión de las decisiones heurísticas no se alejan de puntos de referencia normativos.
Gigerenzer y Selten llaman “racionalidad ecológica” al proceso por el cual los agentes suplen la carencia de información con “particulares estructuras de información del entorno que ponen en marcha mecanismos de decisión basados en la satisfacción de preferencias para los cuales añadir más información resulta en desventaja y por tanto peores decisiones.
Estos mecanismos heurístico-ecológicos forman parte del tejido de la racionalidad propuesto por Álvarez junto a los aspectos procedimentales de una racionalidad por satisfacción (como variante de la instrumental optimizadora) y los aspectos expresivos.
Tanto la racionalidad optimizadora economicista como la teoría de la preferencia revelada de Paul Samuelson que propone asumir que los agentes revelan su patrón de preferencias a través de su conducta en el mercado quedarían superadas al proponer Álvarez como teoría de la racionalidad una en la que los valores de los agentes filtran la información, las interacciones entre agentes influyen en ese proceso y la causa de la decisión no puede atribuirse a una pretensión optimizadora sino a una compleja red de aspectos procedimentales, deliberativos y expresivos del propio agente.
Decisiones tecnológicas: racionalidad acotada, racionalidad ecológica, heurística
evaluacion_de_la_ciencia_y_la_tecnologia
analisis_de_la_conformacion_de_nuestras_creencias_y_nuestros_fines
Álvarez, J. F. (1992) “¿Es inteligente ser racional?”
Álvarez, J. F. (2001) “Capacidades potenciales y valores en tecnología”
Álvarez, J. F. (2002) “El tejido de la racionalidad acotada y expresiva”
Alvarez, J. F. (2004) “La tijera de Simon y la racionalidad ecológica: ecología y valores”
Álvarez, J. F. (2009) “Elección racional y racionalidad limitada”
Querer y matar en una lengua extranjera sobre Daniel Kahneman, Jot Down Magazine