“Todo el mundo en la vieja medicina, antes de mediados del XIX, estaba convencido de la incompatibilidad entre la locura y el reconocimiento de la locura”
Hay un “postulado, generalmente aceptado en las sociedades occidentales, de que se necesita para la propia salvación, conocer tan exactamente como sea posible quién se es y, también, que se necesita decirlo tan explicitamente como se pueda a algún otro.
En los años que precedieron a la segunda guerra mundial la filosofía del sujeto dominaba el pensamiento europeo. Tras la guerra quedó en evidencia el fracaso de tal filosofía en fundar una filosofía del conocimiento y en explicar los mecanismos de formación de significado. Tampoco el marxismo, que se presentaba como un discurso humanista, pudo hacerlo, principalmente porque ese discurso ocultaba su intencionalidad política.
Coordenadas desde las que habla Foucault
“No soy estructuralista. Me he situado fuera de la filosofía del sujeto en una genealogía de dicho sujeto, en un término medio entre el historiador que prefiere una historia de los procesos sociales y la mayoría de los filósofos que prefieren un sujeto sin historia”.
”Quiero estudiar aquellas formas de comprensión que los sujetos crean sobre sí mismos. Estas formas de autocomprensión son importantes, creo, para analizar la experiencia moderna de la sexualidad“.
Respecto a los tres tipos de técnicas en las sociedades humanas que indica Habermas (de producción, de significación y de dominación) parece que las más cercanas a Foucault serían las de dominación, sin embargo él indica que “me hice cada vez más consciente de que hay en todas las sociedades otro tipo de <wrp hi>técnicas que permiten a los individuos efectuar por sus propios medios un cierto número de operaciones sobre sus propios cuerpos, almas y pensamientos, sobre su conducta, de modo que se transforman a sí mismos</wrap>, se modifican. Llamaremos a esta clase de técnicas técnicas o tecnología de sí”.
“Una genealogía del sujeto en la civilización occidental debe tomar en cuenta no solo las técnicas de dominación sino también las técnicas de sí y sus interacciones”. De hecho, “el punto de contacto en el que los individuos son conducidos por otros está ligado al modo en que ellos se conducen a sí mismos”, y a ese punto de contacto entre ambas técnicas él lo llama gobierno: a la sutil interacción de tecnologías de coerción y tecnologías del sí.
Subjetividad y transformación de uno mismo
Antes de la era cristiana también existían técnicas “hermenéuticas” para descubrir la verdad de sí mismo ligadas a la aparición de la vida comunitaria en las escuelas filosóficas. Los escritos de Séneca son un ejemplo de esto. Indican que hace un balance de los asuntos que ha realizado para detectar faltas, errores, es decir, malos ajustes entre fines y medios. Eso no lo hace con el propósito de castigarse sino para descubrir las reglas de conducta que no tiene suficientemente memorizadas. Eso lo podríamos llamar la confesión ante uno mismo. La confesión a otros no fue una práctica extendida en la vida filosófica aunque se realizó por los epicúreos y fue una práctica médica (”confesar la verdad como se hace a un doctor“).
Al comienzo de la era cristiana la antigua obligación de conocerse a sí mismo se convirtió en un precepto monástico: confiesa a tu guía espiritual cada uno de tus pensamientos. Esto influye en la genealogía de la subjetividad moderna porque da comienzo a la hermenéutica de sí.
El objetivo inicial del ejercicio filosófico era la autonomía de la persona, lo cual contrasta mucho con el giro cristiano. La idea filosófica era armar al individuo con un cierto número de preceptos que le permitieran conducirse a sí mismo en todas las circunstancias de la vida sin perder la tranquilidad de espíritu. En la visión filosófica el yo no era descubierto sino constituido a través de la fuerza de la verdad. “En las tecnologías del sí cristianas, el problema es descubrir lo que está oculto dentro del yo”.
proyectos/furor/subjetividad_y_verdad.txt · Última modificación: 2020/09/17 09:49 por Joaquín Herrero Pintado