Podcast “La filosofía no sirve para nada”
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Hoy nos adentramos en el pensamiento filosófico de Yuk Hui, filósofo y profesor universitario de Hong Kong y conocido por sus obras sobre filosofía y tecnología. Este episodio conecta con la reflexión que hemos hecho en este podcast sobre la necesidad de una crítica a la tecnología que no sea una crítica ingenua con propuestas utópicas. Preferimos críticas hipersticiosas, esto es, críticas que usen el escenario sociotecnológico actual para proponer una reorientación de lo que hay. Indagaremos en los conceptos que maneja Yuk Hui en su crítica a la tecnología y cuáles son sus propuestas filosóficas.
“La filosofía no sirve para nada” es un podcast sin pretensiones en el que reflexionaremos sobre el presente.
Participan: José Carlos García @quobit, Sergio Muñoz @smunozroncero, Joaquín Herrero @joakinen, Juan Carlos Barajas @SociologiaDiver, Juan Antonio Torrero @jatorrero
Fecha | 1 de septiembre de 2022 |
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Participan | José Carlos García @quobit Sergio Muñoz @smunozroncero Juan Carlos Barajas @SociologiaDiver Joaquín Herrero @joakinen Juan Antonio Torrero @jatorrero |
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Sintonía | Mass Invasion, Dilo, álbum Robots (2004) |
Fotos | HTNM 2017 Between the Digital the Political Symposium, Berkeley Center for New Media. Flickr |
Intro | Juan Carlos Barajas |
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Fragmentar el Futuro - Ensayos sobre tecnodiversidad (Caja Negra, 2020) es una recopilación de artículos de Yuk Hui publicados entre 2015 y 2020 que constituye un muy buen resumen de sus ideas acerca de la tecnología, y en el que se presentan los principales conceptos que maneja Hui para trabajar en este campo.
Desde hace mucho tiempo tenemos la impresión de que la tecnología es universal. Critiqué este concepto. No me resulta adecuada la idea de que la tecnología es universal y que hay una sola historia, que es la del progreso. Presenta muchas dificultades. La de la universalidad de la tecnología es una idea que parece existir en diferentes disciplinas, por ejemplo, en la filosofía de la tecnología, en la antropología de la tecnología, en la historia de la tecnología. Especialmente aparece en la historia de la tecnología. Muchos investigadores comparan la tecnología china con la de Europa, buscando cuál es la más avanzada. No lo hacen todos, pero sí muchos. Parten del supuesto de que son la misma tecnología. Y parten de las mismas premisas epistemológicas y ontológicas. Pero resulta esencialmente injusto compararlas: además de difícil, casi imposible. Son conceptos que también trabajó el sinólogo e historiador Joseph Needham. Mi idea fue desafiar aquello de que los conceptos sean universales. Un producto, como un periódico, puede tener un mismo tipo de material. Pero esto no significa que sea el mismo material, aunque tenga los mismos componentes. Intenté reabrir la reflexión sobre la cuestión de la tecnología como algo universal. No se trata de una postura particular, como se habla de universalismo o relativismo. Para mí, la universal es solo una dimensión de la existencia. Y allí, en ese universo de dimensiones, la tecnología sería la externalización de la memoria y la liberación de todas las cosas en algún lugar de las piezas que usted acaba de leer como tratando de demostrar que podría haber un universo de dimensiones, por ejemplo, en la forma en que entendemos la tecnología como la externalización de la memoria y la liberación de todas las cosas. (extraído de esta entrevista)
Tesis: La tecnología es un universal antropológico; puede ser entendida como exteriorización de la memoria y liberación de los órganos, tal como lo han formulado antropólogos de la tecnología.
Antítesis: La tecnología no es un universal antropológico; es posibilitada y constreñida por cosmologías particulares que van más allá de la funcionalidad o utilidad. Por consiguiente, no existe una única tecnología, sino múltiples cosmotécnicas.
En el paso del siglo XVIII al XIX confluyen dos revoluciones que van a influir decisivamente en la configuración del mundo desde Europa-Occidente, la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. No es posible resumir en un párrafo todas las influencias, causas y consecuencias de estos dos hitos, así que necesariamente nos tenemos que quedar con dos ideas: la idea de PROGRESO (RF) y la AUTOMATIZACIÓN (RI). Aunque en un primer vistazo parecen ideas que funcionan en planos diferentes, no es menos evidente que se realimentan y que están íntimamente relacionadas; se abandona la providencia en favor de una autorregulación de las actividades industriales mecanizadas (cibernética).
Desde este punto, las diferentes líneas histórico-tecnológicas tienen a converger gracias a la asunción de que la tecnología es un universal antropológico. Si se parte de la idea general, premoderna, de que la tecnología posibilita la mente extendida (memoria) y la liberación orgánica (tesis de la antinomia tecnológica), la irrupción del maquinismo europeo en el XVIII encuentra un terreno abonado en la universalización (globalización, que diría Sloterdijk) ilustrada para obligar al resto de tecnologías premodernas a seguir el mismo camino de desarrollo industrial. De este modo, tanto la forma de ver el mundo (ontología) como los modos de hacer (epistemología) de Europa-Occidente se convierten la base canónica desde la que se desarrolla la tecnología posmoderna. La industrialización y el progreso se convierten así en las condiciones de posibilidad de la explosión del capitalismo como sistema único (Fisher): las condiciones de vida en occidente mejoran radicalmente al mismo tiempo que se maximizan los beneficios de las inversiones.
Esta mejora exponencial provoca grandes costes en forma de crisis presentes. Los desechos de la actividad industrial a partir de la segunda revolución industrial (s. XX) y la utilización ilimitada de recursos energéticos finitos harán surgir la crisis climática y la crisis energética como principales exponentes negativos de la tecnología única al servicio del crecimiento económico indefinido. El colapso es visto ya como algo inevitable en la práctica, y solo queda en el aire si llevará a una extinción masiva. Junto a esto, la tecnología dominante resultado de la sincronización configura su propia meta en alcanzar la singularidad tecnológica, algo que es visto por algunos (Thiel y Land por un lado, quizá Srnicek o Danaher por otro) como la única solución a nuestros problemas, bien porque nos convertiremos en humanos-máquina, bien porque las máquinas sustituirán al humano en la cadena productiva. En todo caso, el lugar para el humano después de la singularidad es visto, en uno u otro sentido, desde la escatología de un fin del mundo (apocalipsis) tal y como lo conocemos.
→ Yuh Hui considera, con este sombrío panorama, que buscar una alternativa es un IMPERATIVO. No encuentra esta alternativa en el aceleracionismo; por un lado, el aceleracionismo de derechas concentra su gran carga filosófica en la destrucción de las instituciones y es una gran puerta abierta al totalitarismo y a la exclusión desde sus promesas de desterritorialización transhumanista. Por otro, considera que el de izquierdas concibe a la tecnología de una forma instrumental muy superficial. Para Hui
Esto no quiere decir que debamos rechazar por completo la posibilidad de una superinteligencia. Pero debemos resistir someternos a un destino predefinido por el desarrollo tecnológico. Necesitamos urgentemente imaginar un nuevo orden mundial y aprovechar la oportunidad que ofrece el colapso para desarrollar una estrategia que se oponga a la implacable despolitización y proletarización propulsadas por la fantasía transhumanista de la superinteligencia. (Fragmentar el Futuro, 38-39)
Podemos entender que para Hui la alternativa a la sincronización no puede localizarse dentro de la monotecnología, porque si se siguen usando las herramientas del catálogo no estamos escapando a la dualidad entre tecnología antigua y moderna. Es necesario explorar el origen de la modernidad para separarse de la línea de convergencia; Hui rescata el cosmopolitismo kantiano cambiando el foco del medio natural al medio tecnológico, de forma que, siguiendo el argumento de la antropología que lleva de la multiculturalidad a la “multinaturalidad” y con la ayuda del organicismo tecnológico de la cibernética, presenta la cosmotécnica como forma de desterritorializar la tecnología: cada geografía, con un lenguaje y una cultura diferenciada, da lugar a una tecnología diferente (desde una ontología y una epistemología distinta). Del diálogo resultante de la antinomia tecnológica emerge entonces la tecnodiversidad, ya que la contradicción de tesis y antítesis es solo aparente: podemos considerar que la extensión de la memoria y la potenciación de los órganos son un universal antropológico de la tecnología, algo perfectamente compatible con que culturas diferentes generen tecnologías distintas.
Para Hui, por tanto, el IMPERATIVO está en IMAGINAR (recuperar, repensar, desmontar y volver a montar) estas tecnologías diversas que cuestionen la hegemonía monotecnológica.
Relacionado con The New Alphabet, HKW
Alphabets are specific kinds of phonographic sign systems built on a finite number of discrete symbols. The letters of an alphabet can be combined, creating seemingly endless possibilities for semantic and operational codings. As a universalistic matrix, subsuming any linguistic expression into one abstract system, alphabets are also imperialist infrastructures. Are algorithms, the binary code, and the information stored in DNA the alphabets of today? And what potential ways are there for re-coding such textual infrastructures? HKW’s long-term project The New Alphabet is intended both as a diagnosis and a provocation: vernacular, opaque, or marginalized ways of knowing are increasingly subsumed into abstract universalizing structures. What strategies of resistance against such processes of forced alphabetization exist or could be developed? And which role do artistic methods of appropriation and creolization play in this context?
Ver en https://www.youtube.com/watch?v=qm7H1EwYSRg
Ver “Discussion: The Discrete Charm of the Alphabet” en https://www.youtube.com/watch?v=Tjh-RR17Y0M
In our fourth and final keynote session, Yuk Hui gives a talk on his research entitled “Towards a Politics of Allagmatic”, discussing, among other things, Simondon's relationship to cybernetics, the notion of “allagmatic”, and cosmotechnics.
Lectures, films, and performances explore the relationship between media, technology, and society, specifically in historical and geopolitical contexts that are characterized by the logic of colonialism and nationalism, increasing militarization and financialization. Starting from the symbolism of the tiger, it revolves around the relationship between ideology and cosmology and the “media” and “ghosts” of modernity.
This book employs recursivity and contingency as two principle concepts to investigate into the relation between nature and technology, machine and organism, system and freedom. It reconstructs a trajectory of thought from an Organic condition of thinking elaborated by Kant, passing by the philosophy of nature (Schelling and Hegel), to the 20th century Organicism (Bertalanffy, Needham, Whitehead, Wiener among others) and Organology (Bergson, Canguilhem, Simodnon, Stiegler), and questions the new condition of philosophizing in the time of algorithmic contingency, ecological and algorithmic catastrophes, which Heidegger calls the end of philosophy.
The book centres on the following speculative question: if in the philosophical tradition, the concept of contingency is always related to the laws of nature, then in what way can we understand contingency in related to technical systems? The book situates the concept of recursivity as a break from the Cartesian mechanism and the drive of system construction; it elaborates on the necessity of contingency in such epistemological rupture where nature ends and system emerges. In this development, we see how German idealism is precursor to cybernetics, and the Anthropocene and Noosphere (Teilhard de Chardin) point toward the realization of a gigantic cybernetic system, which lead us back to the question of freedom. It questions the concept of absolute contingency (Meillassoux) and proposes a cosmotechnical pluralism. Engaging with modern and contemporary European philosophy as well as Chinese thought through the mediation of Needham, this book refers to cybernetics, mathematics, artificial intelligence and inhumanism.
Digital objects, in their simplest form, are data. They are also a new kind of industrial object that pervades every aspect of our life today—as online videos, images, text files, e-mails, blog posts, Facebook events.Yet, despite their ubiquity, the nature of digital objects remains unclear. On the Existence of Digital Objects conducts a philosophical examination of digital objects and their organizing schema by creating a dialogue between Martin Heidegger and Gilbert Simondon, which Yuk Hui contextualizes within the history of computing.
How can digital objects be understood according to individualization and individuation? Hui pursues this question through the history of ontology and the study of markup languages and Web ontologies; he investigates the existential structure of digital objects within their systems and milieux. With this relational approach toward digital objects and technical systems, the book addresses alienation, described by Simondon as the consequence of mistakenly viewing technics in opposition to culture. Interdisciplinary in philosophical and technical insights, with close readings of Husserl, Heidegger, and Simondon as well as the history of computing and the Web, Hui's work develops an original, productive way of thinking about the data and metadata that increasingly define our world.
Heidegger’s critique of modern technology and its relation to metaphysics has been widely accepted in the East. Yet the conception that there is only one—originally Greek—type of technics has been an obstacle to any original critical thinking of technology in modern Chinese thought.
Yuk Hui argues for the urgency of imagining a specifically Chinese philosophy of technology capable of responding to Heidegger’s challenge, while problematizing the affirmation of technics and technologies as anthropologically universal.
This investigation of the historical-metaphysical question of technology, drawing on Lyotard, Simondon, and Stiegler, and introducing a history of modern Eastern philosophical thinking largely unknown to Western readers, including philosophers such as Feng Youlan, Mou Zongsan, and Keiji Nishitani, sheds new light on the obscurity of the question of technology in China. Why was technics never thematized in Chinese thought? Why has time never been a real question for Chinese philosophy? How was the traditional concept of Qi transformed in its relation to Dao as China welcomed technological modernity and westernization?
In The Question Concerning Technology in China, a systematic historical survey of the major concepts of traditional Chinese thinking is followed by a startlingly original investigation of these questions, in order to ask how Chinese thought might today contribute to a renewed, cosmotechnical questioning of globalized technics.