“Durante siglos se ha admitido simplemente que había dos sexos”
En la Edad Media y concretamente en el caso de los hermafroditas “se aconsejaba elegir aquel de los dos sexos que parecía primar por tener “mayor vigor” o “mayor ardor” con el único imperativo de no volver a cambiarlo. El hecho de que se hiciera este cambio a posteriori es lo que acarrearon la mayor parte de las penas de hermafroditas.
A partir del siglo XVIII nuevas teorías biológicas sobre la sexualidad “condujeron poco a poco a rechazar la idea de una mezcla de los dos sexos en un solo cuerpo y a restringir por consiguiente la libre elección de los individuos dudosos. De ahí en adelante a cada uno su sexo y uno solo”. “No corresponde ya al individuo decidir de qué sexo quiere ser” sino que corresponde al experto y la sociedad le exige atenerse a ese.
“Aunque la medicina del siglo XIX y XX ha corregido ese simplismo reductor, la idea de que uno debe tener finalmente un verdadero sexo está lejos de haberse disipado por completo”. Se piensa que algunas prácticas insultan a “la verdad”.
“Entre sexo y verdad existen relaciones complejas, oscuras y esenciales”
“Es por el lado del sexo donde hay que buscar las verdades más secretas y las más profundas del individuo”. Nos hemos pasado tiempo ocultando los asuntos de sexo y resulta que es el sexo el que nos oculta a nosotros. El psicoanálisis nos promete desvelar esa verdad oculta.