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Acerca de la genealogía de la ética. Un panorama del trabajo en curso, 1983

Notas del editor

Ideas generales

Construcción de la subjetividad

Del sí mismo clásico al sujeto moderno

Sujeto moderno es universal

moral griega

La estructura de la interpretación genealógica

Hay tres dominios de genealogías posibles: de las que nos constituyen como

(1) sujetos de conocimiento, de las que nos constituyen como

(2) sujetos que actúan sobre otros y de nuestras relaciones con la moral que nos permite constituirnos como

(3) agentes éticos.

La organización general del libro sobre la sexualidad se centra en la historia de la moral […] se trata de la relación consigo mismo que habría que instaurar, una relación consigo mismo que determina cómo debe constituirse el individuo en cuanto sujeto moral de sus acciones.

(3) Qué vamos a hacer, sea para atenuar nuestros deseos y moderarlos, sea para comprender quiénes somos, sea para suprimir nuestros deseos, sea para valernos de nuestro deseo sexual a fin de alcanzar ciertos objetivos, como tener hijos: toda elaboración de nosotros mismos cuya meta es un comportamiento moral. Este es el tercer aspecto, que llamo práctica de sí, ascetismo, pero ascetismo en una acepción muy amplia“.

(4) “A un cuarto aspecto lo podemos llamar teleología moral: ¿en qué clase de ser queremos convertirnos cuando tenemos un comportamiento moral?

Una vez aplicado este análisis Foucault llega a las siguientes ideas, que resume diciendo que “los tres polos, el acto, el placer y el deseo no fueron valorados del mismo modo en diferentes culturas”:

  1. La sustancia ética de los griegos eran los aphrodisia, una elección político-estética. Como forma de ascesis eran diversas techne y la teleología era el dominio de sí mismo.
  2. La desaparición de las ciudades hacen mutar esa moral, pues el papel de los hombres respecto a la sociedad cambia: “surgen cambios en la forma y los objetivos de la elaboración de la relación consigo mismo. En el pensamiento moral de los dos primeros siglos la soberanía sobre sí mismo tiene cada vez más el fin de asegurar la propia independencia con respecto a los acontecimientos exteriores y el poder de los otros”.
  3. “De esa filosofía frecorromana al cristianismo se constata una nueva ola de transformaciones concernientes esta vez a la sustancia ética, definida en lo sucesivo por la concupiscencia, y concernientes también a los modos de acción sobre sí mismo: la purificación, la extirpación de los deseos, el desciframiento y la hermenéutica de sí”