Apuntes sobre el libro de Juan Martín Prada Prácticas artísticas e Internet en la época de las redes sociales, Akal 2012
“El desarrollo de las posibilidades participativas de la web actual ha permitido la construcción de nuevos circuitos de producción creativa cargados de gran autonomía y de una notable capacidad subversiva”
“Lo que de forma más apropiada podríamos calificar como «arte» en el contexto de la Web 2.0 es, en definitiva, lo que más nos haría creer en la multitud interconectada, en sus posibilidades para el ejercicio de esa disensión frente al mundo tal cual es y que siempre ha sido la base motivacional de todo acto artístico: se hace arte porque el mundo no nos es suficiente. Por todo ello, el arte, esa óptima forma de resistencia en el contexto del sistema-red, sería una anticipación, en el ámbito de lo poético, de lo posible que subyace aún latente en el poder constituyente de la multitud. Es decir, el mundo que la multitud interconectada podría construir en un momento de «libertad liberada» (frente a la libertad como mera estrategia de actuación empresarial, que, en realidad, es a la que se somete la mayor parte de la producción creativa amateur), se anticipa en el que conforman las creaciones artísticas de mayor interés, manifiestos siempre de la exigencia del pensar interpretativo, de la comunicación crítica y significativa, de una forma más creativa, consciente y sensible de habitar en la red. Propuestas artísticas a través de las que también se operará, cuando menos, un conato de reconfiguración poética de las interacciones sociales protagonizadas por la multitud conectada.”
“En el contexto de la cultura de la participación digital, capaz, qué duda cabe, de ir mucho más allá de las limitaciones que el sistema-red impone, el modelo político ideal no podría ser sino el inherente a la propia multitud interconectada; un modelo basado en la autoorganización de sus interacciones, en un ejercicio pleno de sus posibilidades de decisión y participación. La autonomía de la política, como noción que implica separación o representatividad, dejaría así de tener sentido. Un modelo político y social que empieza a tomar cuerpo hoy en ciertas formas de acción y organización distribuida en red, caracterizadas además, en su conjunto, por ese hálito spinoziano en el que el ser se construye a través del «placer de vivir».”
“Es más, la función crítica ideal de las obras de arte de Internet no sería tanto la experimentación crítica de un nuevo medio sino, más bien, la de nosotros mismos en él. Su experiencia apunta a la conciencia crítica del propio medio, y en este hecho radicaría su verdadero alcance político. Se trata de un proceso de conversión en tema de trabajo del proceso mediático mismo, de ayudarnos a romper momentáneamente los ensamblajes que nos unen a él, haciéndonos pensar poéticamente acerca de algo que es mucho más que un medio de transmisión, a través, precisamente, de constituirlo como actividad.”
“En general, podemos afirmar que las propuestas de database art se relacionan directamente con formas de narración vinculadas a la espacialización de datos, caracterizándose por una estructura narrativa de carácter no secuencial, antisistemática, de relacionalidad constante, dependiente de una reconfiguración de los momentos de acceso a los datos archivados y de una puesta en práctica de modelos alternativos de incorporación, ordenación y recuperación de la información almacenada. Su configuración suele ser asindética, basada en la yuxtaposición de elementos, tematizando así formas concretas de ordenación, catalogación, identificación y almacenamiento. En ella adquiere especial relevancia el directorio o índice, como sistema regulador más sencillo del acceso y espacialización de esas colecciones de datos, y como elemento sustituidor de una estructura narrativa lineal y pre-dada. Las obras de este tipo son la concreción de una forma de producción poética basada en estructuras paratácticas, profundamente espaciales, que permiten ensayar la constitución de un nuevo paradigma de «alegorías horizontales»[15]. En efecto, entre esos compartimentos de elementos que constituyen la obra sólo pueden establecerse relaciones de «arrastre»; una poética de la yuxtaposición, un orden de coexistencia espacial de los elementos que integran la obra, y que pone fin a toda temporalidad narrativa perspectivista. Cualquier sucesión temporal se convierte en un traslapamiento perceptivo, espacialización en un tejido de superposiciones intercambiables, cuya disposición espacial depende, simplemente, de su reactivación por parte del espectador. Precisamente, la espacialización de los elementos archivados es en muchos proyectos el concepto operativo principal.”
“A través de una compleja tematización de las formas y los mecanismos de mediación y control de la socialización que predispone la red, muchas de las obras de artistas como Roberto Aguirrezabala o Laura Bey, por ejemplo, evidenciaron cómo la labor del net art no sería tanto el estudio de lo que un medio concreto (Internet) nos ofrece para la producción artística sino, más bien, del autorreconocimiento, de la experimentación poética de nosotros mismos en ese medio. Los complejos niveles de interacción que se ponen en juego en muchas de sus obras exigen del espectador una profunda implicación en ellas, con lo que hablar de éstas nos llevaría, probablemente, a aproximaciones paralelas a las planteadas por las metodologías de la llamada «Endofísica»[1], al tener que describir un sistema teniendo muy en cuenta que el observador, nosotros mismos, somos parte del sistema explorado. En muchas de sus creaciones, el espectador se sitúa en medio de complejas tramas de juegos narrativos y de lenguaje siempre cambiantes, sin límites fijos ni transiciones cerradas, en un intenso replanteamiento de las interacciones comunicativas. Se trata de trabajos en los que las economías de la intimidad y del yo se tiñen de juegos identitarios y de continuas falsificaciones. Desdoblamientos de identidad, automatización de presencias y amistades virtuales, o simulaciones de confidencialidad ante las que el usuario se siente inclinado a sincerarse, desempeñan un papel esencial. Las situaciones generadas siempre operan, sin embargo, en torno a formas de la negatividad: pérdida de la privacidad, monitorización, manipulación, atrapamiento, imposición de reglas. Continuamente se habilitan terrenos narrativos donde falsas o dislocadas interacciones comunicativas anuncian continuas obstaculizaciones para el diálogo y el encuentro.”
“No cabe duda de que algunos blogs evidencian cualidades creativas y poéticas extremas, que hacen de ellos mucho más que medios alternativos de expresión y comunicación personal e interpersonal.”
“Y es en esta capacidad de interconexión, interpretación y expresión donde se fundamentan, en gran medida, las posibilidades de la inteligencia colectiva o «sabiduría de las masas»[3], de la red como «cerebro global». Pero para que esto sea posible debe haber individualización e independencia extremas, ausencia de representación, que nadie represente la opinión de nadie, que proliferen las redes de iguales. Si en el sistema democrático estamos acostumbrados a la delegación de nuestra voz en los representantes políticos, eso no sucede así en el modelo social que la esfera blog plantea. La comunidad en línea idealmente no debiera estar dirigida o representada por ningún centro, la colectividad misma ha de autoorganizarse espontáneamente a cada momento a través de la autonomía de cada uno de sus miembros, de la acción comunicativa, recíproca y simultánea de una activa multiplicidad de singularidades.”
“Puede que sólo en los términos de una nueva «imaginación espacial» podamos concebir la existencia de un tipo de alegoría «horizontal» que bien podría ser considerada como la definidora de muchas de las poéticas propias del primer web art, caracterizadas, en gran medida, por yuxtaposiciones disyuntivas y estructuraciones espaciales paratácticas. Al desarrollo de esta nueva imaginación espacial y a la reclamación de una narratividad basada en continuos ejercicios de espacialización contribuyeron decisivamente muchas manifestaciones artísticas que trataron de sustituir el concepto y práctica de actuación estética basada en el tiempo por una eminentemente espacial, como sucede en algunas de las obras de Chris Marker, sobre todo en sus intentos de transferir las regiones de la memoria a términos geográficos antes que históricos, tal como se revela, por ejemplo, en su trabajo en CD-ROM titulado Inmemory (1997).”
“Poéticas de la movilidad y de la localización”
“el mail art y del resto de las prácticas artísticas más directamente vinculadas a las poéticas del desplazamiento.”
“Otra vía emergente del arte locativo basada en las poéticas de la movilidad es la que explora las relaciones entre el uso de las tecnologías portátiles y los lugares y situaciones en los que éstas se emplean (como navegar por la red o hablar por teléfono mientras se viaja en un medio de transporte, por ejemplo). ”
“poéticas actuales que toman cuerpo en la remodelación digital del conjunto de relaciones posibles entre el espacio y el registro de datos y memoria de su experiencia; en los emergentes experimentos liminares entre los flujos digitales y la realidad material de la ciudad.”
“la poética del acheiropoietos, es decir, con aquella imagen que no está hecha por la mano del hombre y cuyo ejemplo más conocido a lo largo de la historia sería la Síndone o Santo Sudario de Turín (imagen que se cree autoproducida por el propio cuerpo de Cristo; una «fotografía» también sin fotógrafo, «fotografía automática» o primer «fotograma», quizá).”
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