Podcast “La filosofía no sirve para nada”
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En línea con nuestra idea de “Porvivir”, que afirma que podemos construir ahora nuestro futuro, analizamos el libro “Inventar el futuro. Postcapitalismo y un mundo sin trabajo” del filósofo y académico canadiense Nick Srnicek en el que afirma que las utopías políticas y económicas no solo son posibles sino que se construyen en base a acciones muy pragmáticas que podemos planificar en el presente. Pensador de izquierdas, Srnicek afirma que la izquierda actual ha renunciado al futuro y, por tanto, una utopía de izquierdas implica reconducir el pensamiento político de izquierdas.
En este primer episodio de los que dedicaremos a su libro analizamos las críticas que él formula a la izquierda actual, concretamente su concepto de “política folk” y “horizontalismo” y llegamos a conclusiones agridulces pero no desesperanzadas.
“La filosofía no sirve para nada” es un podcast sin pretensiones en el que reflexionaremos sobre el presente.
Participan: José Carlos García @quobit, Juan Antonio Torrero @jatorrero, Sergio Muñoz @smunozroncero, Joaquín Herrero @joakinen, Juan Carlos Barajas @SociologiaDiver
Fecha | 23 de diciembre de 2020 |
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Participan | José Carlos García @quobit Juan Antonio Torrero @jatorrero Sergio Muñoz @smunozroncero Juan Carlos Barajas @SociologiaDiver Joaquín Herrero @joakinen |
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Sintonía | Mass Invasion, Dilo, álbum Robots (2004) |
Fotos | Futuro, Carsten ten Brink, Flickr |
Intro | Francesco Frigini nos lee tres frases del primer capítulo de su novela “De héroes y cuervos”, disponible en cuentoscondeimos.wordpress.com |
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A medio camino entre la distopia científico-social de Wells y la rebelión de las máquinas de Capek, aunque anterior a ellos dos, se sitúa el escritor inglés Samuel Butler (1835 – 1902). Butler fue un brillantísimo intelectual con una producción muy peculiar: gran estudioso de la cultura clásica, son muy reconocidas sus traducciones de la Iliada y la Odisea de Homero; incluso defendió la tesis de que esta última obra fue escrita en realidad por una mujer, estudio que influyó, por ejemplo, en las interpretaciones de Robert Graves acerca de que este poema épico refleja la victoria del patriarcado sobre el matriarcado primitivo. Se definía a sí mismo como un escritor filosófico y fue bastante crítico con las teorías evolucionistas de Darwin, con quien mantuvo una animada correspondencia; si bien en un primer momento no fue demasiado beligerante con la teoría de la evolución tal y como fue descrita por Darwin, parece que tenía cierta tendencia a enconarse en el debate a través de motivaciones no siempre relacionadas con la raíz de la discusión, lo que le llevó a atacar la teoría darwinista por su lado más débil, la citada sugerencia de lamarckismo de la pangénesis.
Mezclando estas tendencias anti-darwinistas con sus posiciones también críticas acerca de la masiva proliferación de las máquinas, propias de su tiempo, y convencido de la negativa influencia que tenía en el progreso humano la primacía de la técnica y la ciencia, publica su obra Erewhon (1872), una de las primeras narraciones de ciencia ficción que presenta como problemática la relación entre el hombre y la máquina, adelantando temáticas y tópicos que serán extensamente tratados en el género más de un siglo después. En la primera parte de la obra Butler también se dedica a construir una sátira contra la Inglaterra victoriana, invirtiendo los términos de una sociedad marcada por la división social entre la aristocracia rentista y el proletariado de obreros y sirvientes. Pero precisamente el carácter burlón y satírico de esta primera parte de Erewhon hace complicado adivinar las verdaderas intenciones críticas de Butler ya que hace una presentación bastante ambigua de la sociedad erewhoniana; por tanto, se presta a una interpretación bastante abierta. Además, a pesar de contar con todas las características de una utopía clásica -un viajero llega a un valle desconocido y encuentra una sociedad organizada de forma alternativa- Erewhon claramente no es una utopía al uso. La sociedad que se presenta no es mejor que la sociedad de la que se parte; tampoco es claramente peor, por lo que no se puede clasificar como anti-utopía. Se trata de una presentación un tanto absurda de instituciones que puede interpretarse simplemente como una burla de lo que refleja, en una forma de narración que muestra bastante bien el estilo argumentativo de Samuel Butler, una suerte de reducción al absurdo partiendo del absurdo: a partir de una idea superficialmente descabellada construye un razonamiento lógico intachable para llegar a conclusiones aparentemente correctas. Pero encerradas dentro de este razonamiento podemos encontrar ideas que no solamente son anticipaciones de situaciones prácticas posteriores en el tiempo, sino que encierran preocupaciones filosóficas bastante complejas.
Como decimos, en una primera parte de la obra Butler recoge lo que considera que son los principales males de la sociedad victoriana y los presenta invertidos en la sociedad de Erewhon. El crimen victoriano -la estafa, el robo, los desfalcos- en la sociedad de la novela se considera una enfermedad, y como tal los enfermos deben guardar reposo hasta curarse, mientras que la enfermedad es considerada un crimen, siendo cada cual el culpable de su propia decadencia física. Los bancos emiten una moneda inservible, que circula junto a la moneda real, son los llamados bancos musicales, en un trasunto del sentimiento religioso y la iglesia. En cuanto a la organización familiar, en consonancia con la consideración de que un enfermo es un criminal, el nacimiento de un niño es culpa suya, y una ofensa para los padres, por lo que el castigo físico no solo es permitido, sino alentado, lo que que desemboca en una educación marcada por la total ausencia de contenido práctico, en instituciones llamadas Colegios de la Sinrazón. Esta educación marcará la universitaria, en donde en unos recintos descritos de forma muy parecida al Cambridge en donde Butler estudió, la principal enseñanza está dedicada a la Hipotética:
La característica principal de su sistema es la preeminencia que otorgan al estudio de lo que tan sólo puedo traducir como la «Hipotética». Su razonamiento es el siguiente: enseñarle a un chico simplemente cuál sea la naturaleza de aquello que existe en el mundo que lo rodea, con lo cual se familiarizará durante el resto de su vida, no sería sino darle una concepción estrecha y poco profunda del Universo, puesto que éste puede contener todo tipo de cosas que todavía no hemos encontrado en él. Abrirle los ojos a esas posibilidades y, de esa manera prepararlo para todo tipo de emergencias es el objetivo del estudio de la hipotética. Imaginar un conjunto de circunstancias completamente extravagantes e improbables y esperar que los jóvenes propongan respuestas inteligentes a las preguntas que de tales situaciones surgen es considerado como el mejor método de adiestrarlos para el gobierno de sus propios asuntos durante el resto de su vida.
Durante esta parte dedicada a la descripción de la vida y costumbres de Erewhon, en el encuentro con un profesor universitario, empieza a quedar clara una postura que marcará la parte del libro que resulta más filosóficamente estimulante , relacionada con la visión que Butler desliza sobre el progreso:
Apreciamos el progreso (…) pero éste debe adaptarse al sentido común. Si una persona adquiere un conocimiento superior al de sus conciudadanos, debe puede convencer a sus congéneres, podrá decir lo que piense, pero si no, ¿qué insulto hay más injustificado que el decirles lo que no quieren saber? La gente debería saber que la complacencia intelectual es una de las formas más malignas y vergonzosas que adopta el vicio. Por supuesto que todo el mundo debería cometer algún que otro exceso, de la misma manera que la cordura absoluta volvería loco a cualquiera en el preciso instante en que la alcanzase, pero…
Estas insinuaciones, unidas a un incidente que el protagonista y narrador de la novela ha tenido al ser detenido por poseer un reloj de bolsillo, llevan al descubrimiento histórico que fundamenta los capítulos denominados El libro de las máquinas: cuatrocientos años atrás, Erewhon había alcanzado un nivel industrial de tal calibre que las máquinas desarrolladas eran técnicamente muy avanzadas, bastante superiores a las máquinas conocidas en la Inglaterra de la época. En ese punto álgido de despliegue técnico e industrial tuvo lugar una guerra civil en entre una facción partidaria del desarrollo ilimitado de las máquinas y otra contraria a este proceso. Esta segunda facción sigue los avisos contenidos en el libro de Hipotética de uno de los profesores de la Facultad de la Sinrazón, que indica que la teoría de la evolución es aplicable a la mejora continua de los ingenios industriales, lo que sin duda desembocará en una dominación maquinista, al conseguir éstas un nivel de inteligencia superior al de los hombres y la consecuente anulación de la especie humana, sometida. Finalmente, son los segundos los que ganan la guerra, destruyendo y dejando inservibles la gran mayoría de las máquinas, conservando únicamente aquellas que consideran indispensables para la vida de la sociedad.
En una primera lectura puede parecer que lo que hace Butler es escribir un manifiesto abiertamente anti-maquinista, en la línea de las teorías de deshumanización que promueve el tejido industrial propuestas por Stuart Mill, del movimiento ludita, o incluso inspirada en la ironía dickensiana de Tiempos Difíciles. Pero, como dijimos más arriba, el espíritu general de la obra no permite clasificarla como una distopía, sino más bien como una sátira que tiende a poner sobre la mesa un buen puñado de especulaciones filosóficas adelantadas a su tiempo. El uso de la ciencia ficción, de nuevo, no puede ser visto como casual o incidental: la idea, aparentemente absurda para la época y buena parte de las décadas siguientes, de que una máquina, un sistema artificial, pudiera seguir las mismas reglas que Darwin define para la evolución de las entidades biológicas, resulta mucho más atractiva si se presenta en forma de narración de ciencia ficción, de manera que pueda ser entendida dentro de un pacto de ficción con el mundo narrativo que más tarde permita extraer conclusiones para el mundo práctico, sobre todo si se hace desde el rigor que la ciencia ficción exige para la construcción de la trama. Además, el uso de la teoría darwinista en las máquinas no debe ser visto únicamente como una forma de atacar a Darwin a través del absurdo, sino como un recurso con el que encajar las piezas de una ficción que resulta así mucho más interesante. Butler no está diciendo que si la teoría de Darwin fuera correcta deberíamos ser capaces de ver en algún momento máquinas inteligentes; lo que hace, desde nuestro punto de vista, es mostrar en qué podrían llegar a convertirse las máquinas si fuera posible su desarrollo ilimitado, y echa mano de Darwin porque conoce la teoría y le encaja con el relato . Podríamos decir que, en este caso, es una teoría que Butler tiene en su repertorio: si hubiera tenido que inventarse una teoría científica para justificar el desarrollo maquinista estaría mucho más cerca del modo de lo imposible que del modo de la contingencia, donde seguimos situando este tipo de narraciones. La idea general en la que el Libro de las máquinas basa sus predicciones de una evolución de las máquinas hasta un estado de inteligencia superior al del ser humano procede del establecimiento de una comparación entre esta hipotética evolución y la que ha sido descrita para la especie humana. A partir de esta comparación se desarrollan una serie de ideas relacionadas con este estado evolutivo de los ingenios mecánicos.
Aceleracionismo. En la década de los noventa del pasado siglo surge una corriente intelectual transversal que, desde la filosofía, la ciencia política, la economía y la informática, propone acelerar el progreso tecnológico para superar el sistema capitalista dominante. Este movimiento se divide en dos sentidos contradictorios: un aceleracionismo de derecha , que pretende esta superación del capitalismo ampliándolo y expandiéndolo lo máximo posible hasta conseguir, con un fuerte desarrollo científico y técnico asociado a esta expansión, la singularidad tecnológica; con este nombre se designa la aparición de una inteligencia artificial en sentido fuerte, es decir, de un sistema tecnológico informático capaz de replicarse a si mismo con notables mejoras en cada ciclo generativo, de tal manera que hipotéticamente se provocaría una explosión de inteligencia en el proceso, creándose equipos con una inteligencia muy superior a la del ser humano . El segundo sentido es el de un aceleracionismo de izquierda, fundamentado sobre todo en los trabajos de Alex Williams y Nick Srnicek o Josh Danaher , que promueven la automatización y la robotización del mayor número posible de tareas laborales para lograr la emancipación total de los trabajadores, en una nueva era económica post-capitalista, que serán sustituidos por estas máquinas y obtendrán sus ingresos a través de una renta básica.
Tanto una corriente como la otra creen posible, mediante la adecuada aceleración tecnológica, la aparición de un escenario de automatización en el que las máquinas, robots, o sistemas de computación, habrán alcanzado un nivel evolutivo muy superior al actual. En este caso concreto no es necesario que hagamos el ejercicio de interpretación de la narración de Butler -por otro lado, evidente a la vista de las propuestas de aceleración- ya que los propios autores aceleracionistas suelen citar El libro de las máquinas como una de sus fuentes de inspiración, que incluyen además a Marx , a Lipovetsky , a Lyotard y El Antiedipo de Deleuze y Guattari; en este último caso la referencia se acaba cerrando, porque también ellos utilizan el Libro de las máquinas de Butler para sus referencias a la llegada emancipatoria de la época post-industrial -sería lícito pensar, no obstante, que el camino que algunos aceleracionistas han seguido para llegar a Butler contiene las previas lecturas de Deleuze y Guattari, y no al revés. Comienzan con la interpretación siguiente:
Butler no se contenta con decir que las máquinas prolongan el organismo, sino que son realmente miembros y órganos yaciendo sobre el cuerpo sin órganos de la sociedad, que los hombres se apropian según su poder y su riqueza, y de los que la pobreza les priva como si fuesen organismos mutilados. Por otra parte, no se contenta con decir que los organismos son máquinas, sino que contienen tal abundancia de partes que deben ser comparadas a piezas muy diferentes de distintas máquinas que remiten unas a otras, maquinadas sobre otras. Ahí radica lo esencial, un doble paso al límite efectuado por Butler. Hace estallar la tesis vitalista al poner en tela de juicio la unidad específica o personal del organismo, y más aún la tesis mecanicista, al poner en tela de juicio la unidad estructural de la máquina.
En donde enlazan con las ideas anteriormente señaladas de conciencia y mente extendida, pero avanzando hacia una comprensión global tanto del hombre como de la máquina, muy en la línea de comparación evolutiva que Butler está proponiendo desde el principio. En lo que se refiere a la aceleración de los procesos industriales que conducen a la inevitable mejora de las máquinas, es Butler ahora el que nos avisa:
La mismísima alma del hombre se debe a las máquinas, su origen reside en las máquinas. El hombre piensa como piensa, siente sine qua non para la de él y viceversa. Este hecho nos impide abogar por la absoluta aniquilación de las máquinas, pero nos indica sin duda alguna que deberíamos destruir todas aquellas de las que podamos prescindir o ejercerán su tiranía sobre nosotros todavía con más poder. Es cierto que, desde una ruin perspectiva materialista, puede parecer que quienes prosperan son los que usan las máquinas para su beneficio, pero es ése el poder de las máquinas: nos son útiles para así dominarnos. No guardarían rencor al ser humano si destruye una raza entera de máquinas, siempre y cuando crease una mejor todavía; al contrario, le recompensarían generosamente por haber acelerado su desarrollo. Es al descuidarlas cuando se desata su ira, o al usar máquinas inferiores, o al no esforzarse suficiente para inventar máquinas nuevas, o al destruir unas sin reemplazarlas por otras. Y sin embargo son estas las cosas que deberíamos hacer y rápido, puesto que si una rebelión contra su poder aún en gestación causaría infinito dolor, ¿qué no sucedería si la aplazamos?
Encerrado en esa hipotética de la sinrazón se encuentra el argumento para la aceleración: si la mejora de las máquinas supera cierto umbral que considere la dominación como impropia del desarrollo de su intelecto, es decir, en una suerte de argumento tecno-ontológico: la máquina debe mejorar hasta un nivel tal que de su perfección técnica se pueda deducir una perfección moral. Como veremos en el siguiente capítulo, la inmensa variabilidad a la que da lugar la especulación acerca de la consciencia robótica en el modo de la ciencia ficción disposicional -del modo de lo posible- hace que autores como Asimov apuesten por sujetar la mente robótica a través de la imprimación de unas leyes inexorables en su mente, mientras otros como Lem proponen una singularidad tecnológica tan alejada de los humanos que los respeta desde la más absoluta indiferencia.
Pero puede, y es aquí donde los aceleracionistas recogen a Butler, que esa recompensa generosa no tenga que ver con ningún tipo de retribución activa por parte de la máquina, sino que sea una consecuencia de la retirada a tiempo del trabajador de su puesto: la tesis de Williams y Srnicek es que, partiendo de la base de que “todos queremos trabajar menos” , si aceleramos la capacidad de las máquinas para hacer nuestro trabajo liberando lo que llaman “fuerzas productivas latentes” los trabajadores podremos elegir continuar trabajando o, por el contrario, reclamar el tiempo de trabajo para nosotros mismos y desarrollar todas aquellas prácticas emancipadoras de la esfera social y de ocio arrebatadas por el fordismo, en un post-capitalismo organizado asegurando el sustento de estos antiguos proletarios. Algo que defienden desde una postura no utópica, como señalan en su Manifiesto, con unas palabras que Butler podría haber incluido en Erewhon sin que hubiéramos notado el siglo y medio de diferencia:
We want to accelerate the process of technological evolution. But what we are arguing for is no techno-utopianism. Never believe that technology will be sufficient to sabe us. Necessary, yes, but never sufficient without socio-political action. Technology and the social are intimately bound up with one another, and changes in eiter potentiate and reinforce changes in the other. Whereas the techno-utopians argue for acceleration on the basis that it will automatically overcome social conflicto, our position is that technology should be accelerated precisely because it is needed in order to win social conflicts.
Los siguientes son extractos o resúmenes de frases de los capítulos analizados en este episodio.
“La siguiente jugada era nuestra y nos quedamos ahí, esperando a que pasara algo, como buenos objetores de conciencia esperando nuestro castigo tras haber señalado algo puramente simbólico”
Izquierda contemporánea: naturaleza ritualista y una gran dosis de fatalismo (el fracaso impregna sus luchas) combinada con la emoción de haber hecho “algo”.
Las demandas suelen ser eslóganes pues están preocupados por si algo demasiado sustancial pudiera causar divisiones.
Es una política convertida en pasatiempo y no en algo que sea capaz de transformar a la sociedad. Las protestas solo quedan grabadas en la mente de los participantes; pueden alentar a la gente y recordarle que tiene poder, pero más allá de estos sentimientos transitorios, si no queremos que esos lazos afectivos se desperdicien, la política exige el ejercicio se ese poder.
Pone ejemplos de protestas y sus efectos: el live Aid
La debilidad reciente de la izquierda no puede atribuirse solo a una mayor represión estatal y capitalista: una evaluación honesta debe aceptar que los problemas también está dentro de la izquierda. un problema clave es la aceptación extendida y poco crítica de lo que llamamos “forma de pensar de la política folk”.
¿Qué es la “política folk”?
Sus características
El problema de la política folk no es que empiece con lo local pues todas las políticas empiezan así. El problema es que se conforma con permanecer en ese ámbito.
No rechazamos la política folk. Es un componente necesario de cualquier proyecto político exitoso, pero solo puede ser un punto de partida. La politica folk solo es un problema para proyectos que se plantean llegar más allá del capitalismo pero se adapta perfectamente bien a otro tipo de proyectos políticos que tratan de atajar problemas locales o de pequeña escala. Es decir, la política folk es necesaria pero insuficiente. carece de las herramientas para transformar el neoliberalismo en otra cosa.
Podemos detectar rastros de política folk en (ojo, ninguna postura incluye todas las características sino ciertos grados de algunas)
La política folk es atractiva porque las narrativas que hemos estado empleando para estructurar y encontrar un sentido a nuestra vida están mostrándose vacías: resulta dificil ubicar nuestra experiencia personal dentro de ellos (nunca conoceremos a “la economía” en persona, la conocemos por gráficos, índices). Nos sentimos a la deriva en un mundo que no comprendemos. El teórico cultural Fredric Jameson apunta a que la proliferación de las teorías de la conspiración (que reducen la agencia que dirige el mundo a una sola figura de poder) es en parte una respuesta a estas circunstancias. Estas teorías funcionan solo como un defectuoso mapa cognitivo, pero no cambian nada.
La historia de la izquierda global a lo largo del siglo XX atestigua las formas en que su análisis no supo prestar atención ni a la diversidad de luchas liberadoras (basadas en género, raza o sexualidad) ni a la capacidad del capitalismo para reestructurarse (mediante la creación del Estado de Bienestar) o las transformaciones neoliberales de la economía global.
Lo único que presenta como otra posible respuesta a unos problemas de complejidad abrumadora es la política folk: reducir la complejidad a una escala humana. Reduce la política a una lucha ética e individual. Produce, como dijo Rosa Luxemburgo, una “fetichización de los resultados inmediatos”.
Este libro propone lo contrario de reducir los problemas a una escala humana y propone expandir las capacidades de la humanidad proponiendo nuevos mapas cognitivos, narrativas políticas, interfaces tecnológicas, modelos económicos y mecanismos de control colectivo para ordenar los fenómenos complejos y para beneficio de la humanidad.
La política folk apareció en respuesta al colapso del complejo socialdemócrata de posguerra que entretejía instituciones de clase trabajadora, partidos socialdemócratas y la hegemonía del liberalismo integrado. Esto trastocó la fundación del sistema social de posguerra de Europa y (norte)América. Y, en este proceso, los viejos paradigmas de la izquierda quedaron obsoletos y, de nuevo, superados.
Surge así una nueva forma de hacer política que en vez de de intentar cambiar la sociedad buscan transformar a los propios partiicpantes y ser ejemplo de las nuevas formas de sociabilidad que estaban por llegar.
La década de 1970 fue testigo de estos eventos que pusieron fin al acuerdo político básico que había sustentado el periodo de posguerra: la conjunción de la política económica keynesiana, la producción industrial fordista-corporativista y el consenso socialdemócrata que recupera el excedente social para los trabajadores:
Esta crisis estructural brindó la oportunidad a las fuerzas tanto de izquierda como de derecha para generar una nueva hegemonía que pudiera resolverla. El reto de acumulación y rentabilidad del capital fue atendido con el surgimiento del pensamiento neoliberal en el escenario global.
Algo importante fue que uno de los más importantes logros del neoliberalismo fue la estrategia político-económica para vincular la crisis del capitalismo con el poder sindical desactivando así el sindicalismo organizado en las principales naciones capitalistas.
Ni la nueva ni la vieja izquierda fueron capaces de afrontar esta nueva configuración de fuerzas
Consecuencia: llega la pospolítica:
“A Goldman Sachs no le importa si crías pollos”
El horizontalismo rechaza el proyecto de hegemonía por ser intrínsecamente autoritario y plantea, en su lugar, una política basada en la afinidad: argumenta en favor de individuos que se asocian libremente y se reunen para crear sus propias comunidades autónomas y gobernar sus propias vidas.
La democracia directa termina asumiéndose como un valor básico apuntalado en la intuición de la política folk de que lo inmediato es mejor que lo mediado. El consenso suele ser el objetivo más importante de las discusiones. La praxis más aceptada es la acción directa. Sus procesos de toma de decisiones produce en los participantes el sentimiento de empoderamiento.
El fracaso del movimiento Occupy en el mundo occidental subraya las deficiencias de la forma de pensar de la política folk en el núcleo de los países capitalistas.
El localismo es una ideología que afecta tanto a políticas procapitalistas como anticapitalistas en una especie de nuevo sentido común político.
Consiste en creer que la abstracción y la escala global del mundo moderno están en la raíz de nuestros problemas y que la solución está en adoptar un enfoque del tipo “lo pequeño es bello”.
Su negación de la naturaleza interconectada del mundo actual constituye la base de su ineficacia. Los problemas sistémicos y abstractos requieren soluciones sistémicas y abstractas, no locales.
La comida lenta representa todo aquello que McDonalds no representa. Es incapaz de pensar en términos de gran escala.
El locavorismo se posiciona de forma explícita contra la globalización.
Cuando suponemos que “lo pequeño es hermoso” podemos ignorar con demasiada facilidad el hecho de que los costos de energía asociados a la producción local de comida bien podrían exceder los costos totales de transportarla desde un clima más favorable.
Nuestros problemas son sistémicos y globales y requieren una propuesta alternativa igualmente sistémica y global.
No existe nada inherente a las instituciones más pequeñas (Cajas de Ahorro en España, por ejemplo) que les posibilite resistir a los peores excesos de las finanzas contemporáneas.
Fetichizar lo pequeño y lo local parece solo un medio para ignorar las maneras más significativas en que podría transformarse y mejorar el sistema.
Para los partidos políticos de centro izquierda la nostalgia de un pasado perdido es todo lo que se puede esperar. El contenido más radical que puede encontrarse en ellos está hecho de sueños de una socialdemocracia y de la así llamada “edad de oro” del capitalismo.
Pese a esta nostalgoa que muchos sienten, este régimen es indeseable y también es imposible de recuperar: se apoyaba en un equilibrio particular de fuerzas que solo fue posible tras la destrucción sin precedentes ocasionada por la Gran Depresión y por la Segunda Guerra Mundial.
Si la nostalgia de un pasado perdido no es la respuesta adecuada tampoco lo es la glorificación de la resistencia: no se resiste para traer a la existencia un mundo nuevo, resisten en nombre de un mundo viejo. El horizontalismo está relacionado con esta resistencia: volverse invisible, retirarse a pequeñas comunas, aprender a producir comida, cazar, curarse y defenderse.
No obstante el capitalismo ha sido y continuará siendo compatible con un amplio abanico de prácticas y espacios autónomos: CASO MARINALEDA en España (utopía comunista de 30 años de existencia que no es, en realidad autónoma, pues depende de materiales y fondos de la Unión Europea y del gobierno regional.
La política folk no es maligna, solo resulta parcial, temporal e insuficiente.
Las protestas, las marchas, las ocupaciones, tienen su lugar pero no son el horizonte de éxito. Son, en cambio, un excelente mecanismo para crear redes de solidaridad.
“Ahora todos somos keynesianos”
Ver ¿Era Friedman keynesiano?, puntodevistaeconomico.com
La ideología hegemónica de nuestra época es la del neoliberalismo, que considera que las regulaciones estatales y las industrias nacionales son distorsiones e ineficaias que frenen la dinámica productiva inherente a los mercados libres. El neoliberalismo establece la agenda para lo que es realista, necesario y posible.
Con todo, esta ideología no surgió totalmente conformada en las mentes de Milton Friedman o Friedrich Hayek, ni siquiera en la Escuela de Chicago. y su hegemonía global no fue producto inevitable de la lógica capitalista. ¿Cómo logró una pequeña banda de neoliberales transformar el mundo de manera tan radical?
Este capítulo busca demostrar que el neoliberalismo funcionó como una ideología universal expansiva a partir de un inicio humilde y se expandió infiltrando los medios, el mundo académico, el mundo político, la educación, las prácticas laborales y los afectos y sentimientos e identidades de la gente común.
La historia del neoliberalismo ha estado llena de contingencias, luchas, acciones concertadas, paciencia y pensamiento estratégico a gran escala. Ha sido una idea flexible que se ha actualizado de maneras distintas de acuerdo con las circunstancias específicas que ha enfrentado.
“Nuestra opinión es que, al contrario de su posición popular, el neoliberalismo difiere del liberalismo clasico por atribuir un papel significativo al estado. Por tanto, una labor importante del neoliberalismo ha sido tomar el control del Estado y reorientarlo.”, Nick Srnicek
Los neoliberales no creen que los mercados surjan de manera “natural” al retirarse el Estado sino que creen que deben construirse de manera consciente. Para el neoliberalismo el Estado adopta un papel importante en la creación y mantenimiento de mercados “naturales”, defendiendo los derechos de propiedad, haciendo cumplir los contratos, imponiendo leyes antimonopolio, reprimiendo la inconformidad social y manteniendo la estabilidad de precios.
Las intervenciones sin precedentes de los bancos centrales en los mercados financieros son sintómáticas no del colapso del Estado neoliberal sino de su función central: crear y mentener mercados a toda costa.
Ver La Internacional neoliberal (o la historia de una hegemonía)
Viena, años 20. Chicago y Londres, años 30. Alemania, años 30-40.
La SMP tiene claro que para conseguir sus fines tiene que infiltrarse activamente en los terrenos ideológicos a través de grupos de expertos, universidades y documentos políticos. Hayek escribió: “nuestro esfuerzo es esencialmente a largo plazo, no preocupándonos por lo que sea o no viable en este momento sino por las creencias que deben cobrar preponderancia”. La idea de Hayek era cambiar la opinión de las élites, enseñándo a los capitalistas por qué debían convertirse en neoliberales.
La SMP evitó la política folk: operó en un horizonte global y trabajó de manera abstracta (fuera del marco de lo posible en el presente). La idea era cambiar el sentido común político a largo plazo.
La estrategia pasaba por colocar a miembros de la SMP en altos cargos de gobierno (de hecho, produjo tres jefes de estado y gran cantidad de ministros).
Los objetivos de la SMP fueron adoptados por grupos de expertos y organizaciones influyentes.
Alemania tras SGM: reconstrucción del Estado usando propuestas ordoliberales: establecer un espacio de libertad económica. Con esto se empezó a relacionar la legitimidad del Estado con una buena economía.
Las radicales maniobras derregulatorias de Alemania obligaron a la Unión Soviética a levantar un bloqueo sobre Berlín y dar inicio a la Guerra Fría.
Los ordoliberales llegaron al poder en Alemania: Ludwig Erhard llega a ser Canciller.
A pesar de eso la economía alemana se transforma hacia formas cada vez más keynesianas. Estado del bienestar.
Parecía un retroceso de las utopías liberales. Pero no era así, las ideas liberales innovaron en el ámbito de los “comerciantes de segunda mano”.
El uso extensivo que hizo la SMP de los “grupos de expertos” no tenía precedente. Unos grupos se dedicaban a grandes ideas filosóficas y otros a propuestas de política pública.
Figura importante del momento: Antony Fisher que trató de influir en los periodistas, académicos, escritores, locutores y maestros, a los que él llamaba “comerciantes de segunda mano”. El objetivo era la redefinición a largo plazo de lo posible. En Inglaterra se fue transformando sutilmente el discurso político y cuajaron ideas de atacar el poder sindical y la necesidad de estabilidad monetaria.
En EEUU, Fundación Heritage y la Institución Hoover. Se escriben libros sobre economía neoliberal pensados para el gran público.
Milton Friedman escribió extensas páginas de opinión y columnas de periódico y aprovechó entrevistas televisivas para hacer que la rama neoliberal de Chicago fuera preponderante entre las distintas instituciones norteamericanas que divulgaban neoliberalismo.
El neoliberalismo y sus divulgadores:
Resultado: hoy en día “modernizar” significa “neoliberalizar”. Los intereses particulares de los neoliberales se han universalizado, es decir, se han vuelto hegemónicos. el neoliberalismo constituye nuestro sentido común colectivo, por lo que nos convierte en sus sujetos, creamos en él o no.
La Sociedad Mont Pelerin puso sus miras en el cambio a largo plazo y esperó 40 años a la crisis del keynesianismo y el surgimiento de Reagan y Thatcher. Buscaron construir un proyecto contra-hegemónico.
Pensaron de manera abstracta en términos de posibilidades: lo que era imposible en su propio tiempo se volvió posible más adelante.
Pensamiento red (pensamiento en términos espaciales): nodos clave que expandan las ideas a una red.